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El fanzine que no fue

Entré al Bajo Tierra pagando 1 peso de bono contribución. La primera sensación que tuve fue que la sede de la CTA estaba medio sucia, como si tuviera una fina capa de tierra en el piso. Dadas las circunstancias, creo que también, había olor a tóner. Atravesé el pasillo y di al salón, a la izquierda había una mesa-tablón con un montón de revistas. Antes de acercarme, vi como un muchacho le promocionaba a una familia desprevenida su ‘hombre hormiga’ -o algo así-. La mesa-tablón rebalsaba de publicaciones, pero no me interesaban demasiado, yo había ido por las Catzole -una semana antes Salvador Sanz me había vendido 2 números en una cola del Centro Cultural Ricardo Rojas, y quería más-. Detrás de la mesa, con la campera puesta y sentado medio displicente, estaba un petiso que se hacía el internacional y pretendía dibujar mientras hacia chistes con voces raras. Compré unos fanzines. Sin hablarme, el petiso me extendió un pedazo de papel -tamaño foto carnet- donde decía que se venía el número 6 del Kamikaze. Así conocí a Sebastián Ramseg.

El segundo encuentro fue en otro evento, no recuerdo cual, y tampoco recuerdo haber visto a Ramseg, pero sí que compré el mentado número 6. Kamikaze trataba de un asesino a sueldo que, ayudado por el sordo y bizco Exquisita, se dedicaba a aniquilar personajes famosos del cómic. Pero en este número, regresando en avión al país, se enfrentaba a un complot de los más celebres personajes del AHI para dar fin a su vida, así se topaba con Raúl y Kakto de Morón Suburbio, con el Niño Malcriado, con El Buche, con Buitre, con Desfigurado, con Cándido, y varios más. El asunto es que Ramseg dibujaba más que bien y los diálogos generaban risas, Kamikaze era una buena historieta. En la revista figuraba un número telefónico, llamé y me atendieron, acordamos un punto de reunión, el Burguer King de Corrientes y Callao. Ramseg llegó último, había citado a dos potenciales compradores, uno era un fanático del Cazador, el otro era yo. El petiso ya no era displicente, sino un tipo afable, energético, ocurrente, lleno de bromas, me cayó más que bien. Esa tarde me pasó los especiales Kamikaze 1 y 2, Kamikaze 3 y 4, y el Especial Navidad. O sea, todo Kamikaze hasta el momento.

A partir de ahí, Seba fue una de las mejores cosas que te podía pasar en un evento, acercarte a charlar, matarte de risa con sus comentarios, ver en lo que estaba trabajando, nunca te aburrías. Le perdí un poco el rastro después del cacerolazo, la escena independiente entró en hibernación y Seba ya no hizo fanzines. Se dedicó a la animación, donde le fue más que bien. Y cada tanto hace historieta. Formó una familia, con la fortuna de tener a una chica que lo apaña en su pasión desmedida por Star Wars. Me lo crucé por última vez de casualidad, cuando coincidimos en tiempo y lugar mientras buscábamos libros y revistas. De esto hará -fácil- 10 años. Pero antes de ese encuentro, allá por el 2004, lo llamé para proponerle subir a internet una historia de Ringo Kamikaze, la última que Seba había publicado justo antes que la Argentina se fuera al descenso, Kamikaze y Exquisita. Ahí me enteré que la historia no estaba completa, que tenía otro final, jamás publicado. Escanée los originales, los letreé y los archivos -por esas razones de la vida- durmieron cuando el proyecto quedó en la nada.

Hace poco encontré los viejos archivos, les pasé un poco de lustre a y los compilé. Se me dio por recuperar este ‘fanzine que no fue’, y le puse un título que arrimara lo más posible al desparpajo de antaño, ‘Kamikaze y Exquisita lo hacen de nuevo’. Vaya este recuerdo para un tipo con talento infinito y al que -muchos de los que fuimos sus lectores- extrañamos.

Este es el link de descarga.

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NUEVAS PUBLICACIONES INDEPENDIENTES – PARTE DOS

13770495_10154179702401690_8933631512362196295_nCon el inicio de la Crack Bang Boom el próximo jueves 11 de Agosto, llega la hora de volver a despilfarrar nuestros pobres morlacos en ese lujo oriental que llamamos Historieta Argentina, a la cual estamos unidos no ya por el amor sino el espanto… Será por eso que la queremos tanto… Bueno, basta de robarle a Borges, y vayamos a los bifes, ¿qué comprar y cuánto duele?

13920742_1081085705319181_1504628369970881051_nEmpecemos el recorrido con los amigos. Lo bueno es que esta vez son tantos que habrá que hacer más de una entrada para cubrir todo. Nuestra primera parada es la gente de Rabdomantes Ediciones, el sello rosarino comandado por César Libardi, que amén de producir La Quimera, la revista que cobija a gran parte de lo que fue la AHI Rosario, también se dedica a la tarea de rescate de las grandes obras que el medio independiente de la historieta entregó en los 90 y los 2000. Esta vez, las obras elegidas son Los Hermanos Segelín y Mute.

13950513_10209335610322492_1158920134_oEscrita por Roberto Barreiro y dibujada por Lucas Varela, Los Hermanos Segelín, se publicó en Kapop, uno de los grandes fanzines argentinos de todos los tiempos. En este caso, no puedo ser imparcial, puesto que cuando me enteré que César iba a publicarlo, le pedí escribir el prólogo del libro. Desde acá, muchas gracias a César por haberme dado la oportunidad. Basta decir que mis líneas compiten contra las de otro desconocido, un tal Carlos Trillo. De la historieta no hay mucho que hablar, sólo decir que está llena humor, vigor y frescura. Los Segelín, son dos hermanos exploradores, arqueólogos, caza fortunas, empecinados con la historia, dispuestos a vivir mil aventuras. Roberto Barreriro, un buen escritor, tal vez hizo sus mejores páginas acá, y Lucas Varela, antes de ser archi-famoso, dibujó estas páginas con tanta o más calidad que las que produce ahora. Es un imperdible. Son 80 páginas, en formato 16 x 22 cm, a 120 pesos.

13950503_10209335611922532_2133945129_oCuando, junto a Renzo Podéstá, Damián Connelly regenteaba los destinos del sello independiente Dead Pop, escribió para el lápiz de Gabriel Luque, una historia sobrenatural que mezclaba zombies terroríficos y robots de ciencia ficción por igual, el resultado de aquello fue Mute. Vamos a ir por partes, y a decir lo que es justo, desde lo gráfico este es el mejor trabajo de Gabriel, potente y rabioso, deja atrás los clichés que había mostrado en sus obras anteriores –Asesino 55 y Operación Towertank-, para encontrar un estilo propio y sintético, a dos aguas entre el comic americano y el manga. En resumen, el dibujo es visualmente atractivo. Después está el guión. Connelly, es un escritor polémico, cuyo estilo despierta amores y odios. Uno de sus recursos es contar la parte por el todo, dejando al lector la tarea de inferir la totalidad por sí sólo. Esto tiene como positivo el dotar a la narración de múltiples sentidos, además de generar una sensación de extrañeza que lleva al lector a continuar leyendo en busca de las piezas que faltan. En el caso de Mute, digamos que el guión de Connelly gana por puntos… La historia está bien contada, de modo inteligente, pero hay cosas que pasan y no se explican. Estos cabos sueltos son menores y no hacen a la trama principal, pero están ahí y se ven. Creo que Mute es un gran punto de partida para un universo de ficción que pide ser recorrido, ahí hay mucho más para contar.  De hecho, la segunda parte de Mute, será serializada en la página web de la editorial. A mi juicio, vale la pena. Son 80 páginas,  en formato 15 x 23 cm, a 100 pesos.

Sólo queda por decir, que el catálogo de Rabdomantes es más que interesante. Obras como Cándido, de J. J. Rovella, Orgamastrón de Julio Azamor y el primordial (Bang)Kok de Renzo Podestá, son historietas que jamás van a defraudar. Lo mismo pasa con La Quimera, una revista que mejora número a número, y cuyo número 5 se encuentra en preparación.

12540603_954314611270594_4111539639499967596_nDe Santa Fe nos vamos a Córdoba, para visitar Le Noise y volver a hablar sobre el niño terrible de la Nueva Historieta Argentina, Renzo Podestá, con quien no me han faltado escaramuzas. Le Noise surgió de las cenizas de Dead Pop, del cual heredó la continuación de unas de las grandes historietas argentinas de esta década, El Aneurisma del chico punk, cuyo segundo volumen está anunciado para este año, alrededor del mes de Octubre. Y también, se encargó de compilar la versión integral de Francis, The Dreamer, del chileno Daniel Vega, una obra de difícil acceso, pero de altísimo impacto visual, y que puede descargarse de manera gratuita acá.

wp_tapa_lowRenzo acaba de terminar Warpaint, su última historieta. Ahora, ¿de qué se trata?, dejemos que él nos lo explique: «Me propuse jugar con el género de fantasía heroica, algo que nunca me interesó del todo, excepto cuando era chico. Digamos que subvertí los códigos usuales de esas historias y los traje para mi propio terreno, jugando con un supuesto clasicismo pero viendo si podía ir más allá. Al mismo tiempo, Warpaint, es algo así como una «secuela espiritual» de (Bang)Kok, por la forma en cómo fue producida (en un mes y de modo casi automático) y la manera que tuve de utilizar esos códigos para exorcizar ciertas cosas personales que en la obra aparecen de manera simbólica o transversal. Terminé por darme cuenta que muchos de los esquemas de los relatos épicos como, por ejemplo, la voz en off,  no me atraen demasiado. Por ende tuve que lidiar con la tensión del canon tradicional y lo que yo quería trabajar en el relato. El resultado es Warpaint, la historia de un guerrero que atraviesa la muerte y se interna en un abismo en el que tiene tomar decisiones que lo marcarán para siempre.»

EUP_tapaSoy un admirador del trabajo de Renzo, y creo que Warpaint tiene todo para andar más que bien. Vean sino el preview, que para muestra sobra un botón. Son 84 páginas, en formato 17 x 24 cm., a 120 pesos (precio promocional para la CBB).

La otra mitad de Le Noise es Mariela Viglietti,  que a través del sello ya lleva editados 2 fanzines. El primero de ellos es Eldritch, una antología de historias mudas, que juegan con el horror, lo extraño y lo sobrenatural. Son 56 páginas, en formato 15 x 23 cm., a 70 pesos. El segundo es En un parpadeo, destinado a aparecer en la CBB, son 28 páginas, en formato 14 x 21 cm., a 40 pesos. No he leído nada de ella en papel aún, pero la versión gratuita de Eldritch, me dejó una buena impresión, así que no faltará oportunidad para hacerme de sus trabajos.

13221515_846363398803745_4882504404002143411_nTerminamos el recorrido de hoy en Buenos Aires, con la gente de Purple Books, el sello capitaneado por el prolífico Lea Caballero y coordinado por Mariano Sciammarella. Los muchachos acaban de sacar una nueva antología, Purple Comics 2016, donde reúnen a los ganadores del Concurso de historietas 2015. El libro está editado de manera impecable, y resalta ante todo en la parte gráfica, el nivel de dibujo es superlativo. En cuanto a los guiones, hay algunos que destacan de la media. La larga y ambiciosa historia de Madhawk, a cargo de la dupla de directores, Sciammarella y Caballero, es potente y emotiva, y juega con las convenciones del comic americano y del manga japones por igual, y propone el tono general del libro, aventuras y más aventura.  Las 4 páginas de Camino al Valhalla, sobre todo destacan por el dibujo de Pablo Ayala, al que solo cabe definir de impresionante. Guido Barsi, un escritor por lo general ligado a los géneros del terror y el horror, se adentra en el costumbrismo para contar historias de amigos y relaciones amorosas, para el lápiz de Mauro Sanchez, en El Cafecito. Uzuros, de Federico Dalman, es una entretenida historia de fantasía heroica, tal vez resuelta muy rápido. Las reglas del negocio, es una de narcos, donde todos son malos, bien contada por Schamber, y con interesantes dibujos a cargo de Dall’o. En sí, el libro funciona, y dura en la mano más de un día, lo que no es poco. Son 112 páginas, en formato 17 x 24, al precio de 150 pesos.

Y eso es todo por hoy, mañana la seguimos con otros amigos!

 

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RAN, hablando con el Robot

11hs3za1aAllá lejos y hace tiempo, en una galaxia muy, muy lejana, cuando los ’90 recién empezaban a tomar forma y no sabíamos distinguir Robotech de Macross, unos pibes decidieron armar un robot con piezas japonesas y corazón argentino. Lo llamaron RAN, el Robot Argentino Nipón.

Cuenta la leyenda que las aventuras del Robot son incontables y que superó mil adversidades.  Incluso, hay gente que dice que todavía está en funciones. Hallarlo no ha sido una tarea sencilla, por cierto. Sus secretos parecen estar tan bien guardados como el origen de la Arcadia. Tuvimos que viajar al extranjero en busca de Pato Land, factótum de RAN, y pedirle autorización al Jefe Amamori, para poder desentrañar la mayor incógnita: ¿Por qué Harlock es tan guachi pistola?

¿Cómo y cuándo surge la RAN? Y también, ¿Qué intenciones tenían cuando arrancaron? ¿Por qué le pusieron Robot Argentino Nipón?

El staff de Ran, hace alrededor de 20 años atrás, en un conocido local de comidas rápidas de Corrientes y Callao.

El staff de Ran, alrededor de 20 años atrás, en un conocido local de comidas rápidas de Corrientes y Callao. De izquierda a derecha: Gabriel Platas, Pablo Mambo Rivas, César Pereyra, Patricio Land y Marcelo Romero

No recuerdo la fecha exacta pero creo que fue en el año 1993. Siempre me gustó hacer “revistas” de chico, en especial, en la secundaria, aunque no conocía la palabra fanzine. Hablo de cosas muy sencillas hechas con máquina de escribir y, con suerte, fotocopiadoras. Me acuerdo que con unos amigos de la escuela habíamos hecho una que se llamaba Ñakate y los veinte o treinta ejemplares que hacíamos por mes se vendían instantáneamente… RAN empezó casi de la misma manera, en las horas de ocio en mi casa de Castelar, básicamente impulsado por el impacto que me habían causado Robotech, Fuerza G, el Capitán Raimar y otros.

Por aquel entonces, Javier Doeyo publicaba -medio de queruza- un manga traducido por Andrés Accorsi, que se llamaba Xenon, en la revista Cóctel Molotov. Vía el correo de lectores, conocí a alguien que a su vez había hecho contacto con un misterioso personaje de origen taiwanés, que vendía comics en Rayo Rojo, que estaba en el subsuelo de la Bond Street. Resultó ser Li Chien Chuan, quien era fanático de Dragon Ball y Gundam… y tenía algunos artbooks chinos de Macross -que como todos saben era la base de Robotech-… Ahí explotó todo.

11874114_10206386445252991_548511395_nCon la gran cantidad de material que tenía en su departamentito -que podía traducir gracias a que eran versiones chinas de los mangas japoneses- empezamos a debatir ideas. Recuerdo que era perfectamente concebible largarnos con versiones truchas de Dragon Ball, ya que nadie tenía ni la remota idea de qué era eso. Creo que la mala calidad de los mangas chinos -que al fotocopiar se empastaban todos- nos hizo optar por sacar las primeras páginas de Video Girl Ai, que de todas maneras salieron horribles. El chino las ampliaba y les pegaba arriba las traducciones todas llenas de faltas de ortografía que había que volver a corregir. (Risas).

Por aquel entonces, ya se había unido al grupo Marcelo Romero, quien era -y aún es- periodista, además de gran fanático de Miyazaki, todo lo de Matsumoto y las series de televisión que nos habían quemado la cabeza durante nuestra infancia y juventud. También era el único con una formación formal en comunicación. Fue entonces cuando rompimos el chanchito y juntamos unos pesos para poder foto-duplicar el primer número de RAN, gracias a un negocio amigo cerca de donde yo vivía, que nos hizo precio pero no calidad.

Li también hizo las tapas de los tres primeros números. ¡Nadie se animaba a decirle que dibujaba muy mal por miedo a que no nos prestara más los mangas y artbooks que tenía! (Risas). Él fue también el que propuso RAN como nombre, aduciendo que era un término que hacía referencia al caos o a la rebelión. Nos gustó y así quedó. ¡No fue hasta mucho tiempo después que nos dimos cuenta con Mambo y César que el nombre era el acrónimo de Robot Argentino Nipón!

¿Quiénes era sus integrantes originales? ¿Todos hacían de todo, o se dividían las tareas editoriales?

Scan-150821-0006Como te decía antes, los tres originales fuimos Marcelo, Li y yo. También hay que mencionar a Gabriel Platas, era quien había hecho el contacto con Li, pero no terminábamos de congeniar y lo dejamos -injustamente- un poco afuera, y a  Ricardo López, que que aportó su ayuda para hacer la revista.

Li traducía los mangas, con Marcelo escribíamos las notas y después hacíamos las fotocopias. El chino -como todos le decíamos- tenía una canal de distribución importante ya que las hacía conocer en Rayo Rojo y a los pocos días nos dimos cuenta que había un montón de gente ávida de este tipo de material. Creo que coincidimos también con la edición en los quioscos de Akira, lo cual nos venía bárbaro.

A partir del número 4, la revista da un cambio rotundo, adquiere su logo definitivo, entran en el staff Cesar Pereira y Pablo Rivas -(a) Estudio Yukino-, y hay un cambio importante en el tono de la información, que empieza a hacer gala de un humor desestructurado. ¿A qué se debió ese cambio?

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Parte del Staff de RAN, hacia 1996-97. De arriba hacia abajo: Patricio Land, Pablo Mambo Rivas, Daniel Ardito y Daniel Acosta.

La RAN original era seria e informativa, ni siquiera se nos había ocurrido que el humor podría llegar a ser un factor a considerar, paradójicamente algo que luego nos distinguiría. Nos habíamos tomado muy a pecho eso de informar. Yo era muy hincha pelotas al respecto, chequeando la información, buscando buenas fuentes, corrigiendo los originales, los textos, las formas, etc. Éramos bastante insoportables. Recuerdo que tuve una seria pelea-discusión con Pablo RivasMambo– al respecto, yo no llegaba a entender que él tenía razón. Como muchos otros, él nos mandaba cartas con dibujitos -para situarse temporalmente apenas algunos teníamos email por aquel entonces, ni hablar de internet-, y en cierta ocasión, le dimos la “responsabilidad” de contestar el correo de lectores y meter una nota. La cosa es que había sanateado una respuesta a un lector y eso me puso de la mente. ¡Nos puteamos como unas locas! (Risas). Creo que fue en el número tres.

Al mismo tiempo, solíamos tener nuestra base de operaciones los domingos en el Parque Rivadavia y allí conocimos a César Pereyra Mabragaña, quien dibujaba como los dioses y, además, era más fanático del animé que todos nosotros juntos. Algo sumamente paradójico porque durante toda su infancia en la casa paterna, la televisión les había sido negada en vistas a favorecer la lectura y otras actividades sociales. La amistad con César y Mambito fue instantánea y como ellos eran los novatos, con Marquito -Marcelo Romero- pensamos ponerlos a prueba, a ver qué tal se les daba lo de escribir notas. Por supuesto, estábamos muy creídos en nuestros roles de elegantes reporteros. (Risas)

Ran.4aCuando César se despachó con una nota de Alita, después Los Caballeros del Zodíaco -aún no los daban en la tele local, los veíamos en las versiones brasileras y alquilando videos truchos re-copiados hasta el infinito que se podían conseguir en el barrio chino si tenías algún contacto- y Los Súper Campeones nos caímos de culo. El tipo vino a romper todas las estructuras y junto a Mambo abrieron las puertas a ese desenfado y a esos aires renovadores que fueron el humor y el tratar a los dibujitos como lo que eran justamente, dibujitos. Aunque ojo, éramos los más acérrimos conocedores de la vida y obra de cada uno de los autores japoneses que citábamos y adorábamos, pero nos dimos cuenta que nos divertíamos a morir encarando las notas de esa forma. A partir de una nota sobre Mazinger de Estudio Yukino, no hubo vuelta atrás.

El logo de RAN fue creación de Daniel Ardito, un amigo de César que más tarde se hizo muy querido por todos. Él es diseñador gráfico y nos ofreció su idea ¡absolutamente de onda! Se mantuvo vigente hasta el último número del Robot.

La revista estaba muy bien documentada para una época donde la información de lo que se producía en Japón escaseaba de sobremanera. ¿De dónde sacaban sus fuentes? Además en los primeros números incluían historietas que ustedes mismos traducían a un “argentino muy porteño”, ¿cómo surgió la propuesta y que impacto tuvo en la revista?

1452179_10201051391703750_704995258_NAl principio, antes de que llegaran César y Mambo, Li Chien Chuan traducía los mangas que publicábamos en cuentagotas. Más tarde, nuestro fanatismo por los dibujitos de Matsumoto y el acceso a muchos mangas, gracias a la librería OCS -de la calle Superí en Belgrano-, nos abrió las puertas a conseguir todos los títulos que queríamos. Como éramos muy pocos los que encargábamos manga -y leerlos de garrón en el lugar estaba bastante mal visto- (risas), íbamos casi todos los días a encargar libros y tratar de sonsacarle alguna que otra data o traducción a las chicas que allí atendían –Alejandrina y, después, Noemí, quien luego sería la mujer de otro integrante del Robot, el señor Ricardo López-.

César caía todos los sábados para que Alejandrina le tradujera el último tomo de Akira, que habíamos conseguido en su edición original. La edición española ya no salía más en los quioscos y los tomos gallegos iban súper atrasados. Sabíamos que si podíamos publicar el final de Akira en la RAN iba a ser un golazo, pero el problema era que no podíamos fotocopiar los cientos de páginas de este último tomo en un sólo número del Robot. Apenas si podíamos financiarnos las tapas con fotocopia color gracias -justamente- a la publicidad que OCS nos aseguraba en cada número. Así que optamos por hacer un resumen todo recorta y pega. Por aquel entonces, los scanners eran inconseguibles, así que por la noche y de contrabando entrábamos en las oficinas donde trabajaba César y le gastábamos la fotocopiadora al jefe haciendo reducciones y copias de las viñetas de los mangas que luego recortábamos y pegábamos para armar los originales de cada página que después iban a duplicación. ¡Hasta los ganchitos poníamos a mano! (Risas).

11920433_10153244434663580_694952590_nEl momento más brillante fue cuando a César se le ocurrió inventar la traducción de un capítulo de una obra, por aquel entonces desconocida, de Leiji Matsumoto, unas historias de guerra y aviadores que nos volaban la cabeza. El manga era The Cockpit, y como nos moríamos de ganas de ponerlo dentro de la revista, le inventamos los diálogos. También lo hicimos con Harlock/Capitán Raimar. La sorpresa fue que, cuando tuvimos oportunidad de leer los originales bien traducidos, ¡nuestra versión inventada era casi igual a la verdadera! Años después tuve la fortuna de poder mostrársela a Matsumoto en persona y se emocionó tanto que casi no me la quiso devolver. Era el único original que me quedaba, y además me la había autografiado. Fue un bajón explicarle que me la diera de vuelta porque no tenía otra… (risas) pero tenía que mostrarle a César que el mismísimo Matsumoto había apreciado su versión inventada de ese capítulo de The Cockpit. El Robot tuvo muchos momentos mágicos e inexplicables. (Risas)

La revista siempre estuvo poblada coincidencias extrañas, como ser la antecesora directa -y jamás reconocida- de Lazer, o tener a Mariela Carril -cara del anime en el canal Magic Kids- entre sus lectores ¿Qué podés decir? 

Ran.13bEl ex-director de Lazer, que en esa época era uno más del montón, como todos nosotros, había leído las primeras RAN, y al mismo tiempo estaban empezando a llegar a nuestro país unas publicaciones españolas sobre Manga y Anime, muy bonitas, formato grande, a color, toda la bola. Me acuerdo que Oberto vino y nos mostró esa revista en la efímera comiquería Planeta diciendo, “Vean giles, esto es la RAN, pero bien hecha. Algún día voy a hacer algo así”. Ya había pica con él, porque Mambo y Daniel Acosta, que oportunamente también nos ayudara mucho a hacer el Robot,  ya se conocían de Genux, la comiquería que Oberto tenía por ahí, en un shopping muy concheto.

Maru Carril también nos contactaba al principio por carta. En la primera, confesaba su sueño de tener un programa de animé en la tele. Como el Robot, era así, mágico, tardó algunos años en cumplirle el deseo, pero lo logró cuando fue la presentadora del Club del Animé. ¡Otro momento increíble, amigos! (Risas).

Todos los que producían la RAN, excepto esporádicos cruces -como la participación de Estudio Yukino en Catzole-, se mantuvieron lejos de la explosión de los fanzines de los ’90. ¿Cuáles eran sus canales de distribución? ¿Cómo se relacionaban con el público?

Ran.17bCésar era el que estaba más familiarizado con la movida fanzinera de la segunda parte de los ’90. Además, era el único que podía dibujar bien, así que era natural que buscara nuevos canales para poder publicar sus ideas. Si bien yo había participado en un número de Surmenage, luego me fui apartando de a poco.

Durante los primeros números del Robot, la distribución -si podemos llamarla así- se hacía de comiquería en comiquería, dejando algunos ejemplares en cada una, como todo el mundo. Tuvimos la fortuna de pegar buena onda con Gerardo, cuando se pasaba toda la noche en su puesto de BL Films, años antes de que existiera Camelot, él las despachaba de a docenas. Era nuestro principal punto de exposición.

Después, el Robot tuvo varios mecenas, por así decirlo. En una etapa fueron los chicos de Meridiana Comics quienes se encargaron de imprimir y distribuir en quioscos, gracias al capo de Javier Doeyo, quien no sólo nos hizo el aguante en nuestra época de fanzine, sino que fue el quien nos lanzó al verdadero ruedo. Personalmente, estuve muy mal con él, tras haber sido tentado por Axel K. y su socio de Bates Motel, famosa por editar la genial revista La Cosa, para que nos pasáramos a trabajar con ellos. El resultado fue un desastre -la RAN con tapa de Macross– y terminamos todos peleados. Es justo decir que ellos como editores no estaban interesados en nuestro producto sino en crear otro bombazo como había sido Lazer.

Ustedes, además, organizaban la RAN Party, que tuvo varias ediciones. ¿Cómo se les ocurrió? ¿Cómo era el evento?

Ran.15bLo de las RAN Parties surgió por necesidad. Cuando se agotó el tema de Robotech, Macross, Mospeada y las pocas series que el fandom conocía, nos empezamos a preocupar, porque teníamos muchísimas obras que comentar, pero todas eran absolutamente desconocidas para el público local. Nos moríamos por hacer una tapa de Gundam, pero nadie hubiese sabido de qué estábamos hablando. Así que se nos ocurrió que si juntábamos dos o tres televisores y una videocasetera podíamos pasar videos para ampliar el panorama. El gran problema era que no había forma de conseguir versiones traducidas y mucho menos dobladas. Te tendría que confirmar la fecha pero la primer RAN Party fue para festejar la salida del número 5 y eso sería más o menos 1994 en el sótano de Planeta Comics. ¡No existían ni las placas de video ni los divx ni nada, ya era un milagro conseguir una videocasetera NTSC! (Risas).

Ran.16bLo que hacíamos era pasar las pelis y hablar arriba comentando de qué se trababa. Un delirio, pero la gente se amontonaba en la puerta y las escaleras. Ahí nos dimos cuenta que la movida iba a ser grosa. Luego, hubo otras RAN Parties, unas cuantas, en distintos lugares y para distintos públicos. Fuimos los primeros en pasar la peli de Evangelion subtitulada.

Un amigo, Nicolas Miari, también lector y fan del Robot, se había ido a vivir unos años antes a Japón, y nos mandaba los VHS truchados del videoclub de su barrio y las traducciones en Word. Yo había conseguido una subtituladora y armábamos los originales que pasábamos en una pantalla gigante en un conocido boliche de capital. Pero la situación había cambiado mucho, el público era más que nada pre-adolescente y lectores de Lazer. Un puñado de amigos venían de las épocas del Robot, pero casi todos no tenían idea de lo que significaba RAN, o si lo sabían, era la revistucha que todos detestaban porque, a su manera de ver, nos estábamos subiendo al tren de Lazer. Además, el Robot había sufrido el alejamiento temporal de César, Mambo y varios otros, de manera que sólo quedaba el mito en todo caso.

Con el paso del tiempo, la revista fue creciendo en calidad y ganando público, ¿en qué momento se dieron cuenta que lo de ustedes era más que un simple fanzine?

Ran.18a3En honor a la verdad siempre quisimos hacer una revista, pero económicamente no nos daba el cuero, de manera que nos declinamos por hacer un fanzine, el formato que nos era, de alguna manera, accesible. Como suele suceder, hubo muy pocos números de RAN en un extenso período de tiempo, desde un momento en el que la palabra manga no significaba absolutamente nada para el 99% de la gente, hasta otro, hacia el final, donde todo el mundo iba con su tomito de Dragon Ball o Sailor Moon bajo el brazo. Nos dimos cuenta que el Robot había sido algo especial muchos años después, cuando la gente nos comentaba que leían nuestras notas y que se divertían mucho con ello.

Como ejemplo, te puedo decir que nos cayó la ficha el día que ojeando uno de los últimos ejemplares de la revista más conocida del país, utilizaban en una nota un término que César y Mambo habían inventado y que no formaba para nada parte del vocabulario japonés, aunque los avezados noteros de la competencia así lo sostenían. El término en cuestión era Chokuzoka, que no significa nada y que lo usábamos para reírnos del género del robot gigante. ¡Bueno, en realidad tenía varias otras acepciones, pero no puedo revelarlas públicamente! (Risas).

Parte de ese crecimiento se concretó cuando pasaron a imprimir la revista en Offset, dándoles una calidad de impresión superlativa ¿Cómo se decidieron al cambio? ¿Cuántos ejemplares tiraban?

logomain2La primera tirada en offset la bancamos nosotros en Agencia Cid, si mal no recuerdo, y fue muy humilde. Luego Meridiana hizo algunos números y creo que la tiraba oscilaba alrededor de los 5000, pero nunca lo supimos a ciencia cierta. Lo que recuerdo es que el número que bancó Bates Motel, fueron un montón, y que durante meses ocuparon un buen sector de los depósitos del Club del Comic. ¡Unas hermosas pilas que sus buenas puteadas se habrán llevado! (Risas).

Incluso, luego del Offset llegaron a los quioscos, y lo hicieron a todo color en papel ilustración. ¿Cómo fue la experiencia de volverse una empresa comercial?

Jamás fuimos comerciales. Nunca ganamos un centavo con el Robot, los pocos pesos que entraban los volvíamos a invertir en la salida del próximo número, nada novedoso para los lectores de esta página. Cuando saltamos a los quioscos tampoco vimos una moneda. Cuando nos largamos como independientes, papel ilustración y todo color, fue mi suegro quien por fortuna terminó levantándonos los cheques en la imprenta, en plena devaluación. Así que empresarios ni por asomo, ¡todo lo contrario! (Risas).

Nosotros tenemos rastreados hasta el número 18 de RAN, ¿es ese el último número? ¿Hubo alguno más? ¿Tuvieron planes de continuarla?

424011_10150530397141898_53484453_nEn todo caso fue la última en los quioscos. Hubo uno que posteriormente se conoció como la RAN Maldita, que salió muy mal impresa y que iba a ser lanzada conjuntamente con algún evento, tal vez un Fantabaires. Como no nos gustó, las tiramos todas a la basura. Después del número de Cowboy Bebop tácitamente nos dimos cuenta que no daba seguir insistiendo. El Robot se había convertido en un mito y si seguíamos sacando números íbamos a cagarla. Además, el público era otro y económicamente no era viable.

Durante un tiempo, alrededor del 2004 aproximadamente, hicimos un sitio web que traía las notas viejas y algunas nuevas, pero era mucho trabajo y los textos originales no estaban en versión digital y muchos ejemplares se habían perdido. Partimos de la base de otra intentona que un amigo en común Miguel Falco había comenzado previamente.

César hizo un fanzine unitario buenísimo que no pasó del número 1 y hace unos años nos divertimos mucho escribiendo notas nuevas para un blog que se llamaba Animetech, creo, si lo buscan, por ahí anda. Muy divertido también.

Además de RAN, ustedes se diversificaron, muchos participaron en la revista Nuke y hasta llegaron a producir y conducir el programa de Nuke TV. ¿Cómo surgió la posibilidad? ¿Cómo fue la experiencia?

Ran.18b2Nuke fue un manotazo de ahogado de mi parte. ¡Venía de fundir mi comiquería! (Risas). Los chicos de Editorial Power Play muy gentilmente me ofrecieron la oportunidad de dirigir mi propia revista.

Al principio tratamos de abarcar muchas temáticas que no fueran japonesas porque veníamos cansados de lucharla con el Robot, y porque para ese entonces había un líder indiscutible en el mercado dedicado a esa temática. Sin embargo, con el correr de los números de a poco se fue convirtiendo en una revista sobre manga y animé alternativa, para un público menos adolescente.

Nuke TV surgió cuando ni siquiera existía YouTube, o al menos no era conocido. Quería hacer un programa onda Club del anime o Cablín pero como no teníamos la posibilidad de salir por cable y mucho menos por aire, se me ocurrió que tal vez no sería tan descabellado grabar videos en CD e invitar a los lectores a tener mucho material extra con cada número. Fue muy duro de llevar a la realidad pero tuvo sus frutos, descubrí hace poco que mucha gente se encargó de ripear los videos y rescatarlos del olvido. ¡Además, parece que gustaba mucho!

Falta preguntar, ¿cuánto te sorprende que aún haya lectores de RAN y que hasta haya una comunidad activa en Facebook? ¿Valió la pena?

Claro, por supuesto, sobre todo porque la RAN fue sin dudas un semillero de talentos y amistades que aún perduran. Y cuando veintipico de años después los lectores nos siguen recordando y preguntando sobre las historias del Robot,  es increíble.

Solo puedo agregar que, de seguro, se me han escapado muchos detalles, pero eso se debe a que las respuestas sólo las tienen los verdaderos genios detrás de los engranajes: Marcelo Romero, César Pereya y Pablo Rivas…y todos los que alguna vez pasaron con sus cajas de herramientas prestos a remachar cada parte del Robot cuando estuvimos a punto de bajar los brazos. ¡A ellos, todo el honor!

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DescargasRAN N°4 / RAN N°7 / RAN N°16

Offtopic: varios de los amigos del robot se han embarcado en uno de los mejores y más bizarros Podcasts de la actualidad, Bostapocalipsis, por entero dedicado a esas películas clase B que hicieron la delicias de nuestra más tierna infancia.

Las tres revistas fueron escaneadas en Roberto Gabriel García y subidas al grupo RAN.
Publicado en Simultáneo con Zinerama.
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El Dios

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Ayer hablaba de las tapas de Columba y recordaba a su portadista más famoso, Alfredo De la María, qué dejó con su arte una marca de fuego. Para ser más claro, ver una portada de De la María es ver una revista de Columba. Por supuesto, él también trabajó para otras editoriales, como Record. Y por supuesto, Columba también tuvo otros portadistas, Ricardo Villagrán, Lucho Olivera, Gianni Dalfiume y, en los últimos tiempos, Enrique Zambrana.

Hace ya casi 20 años atrás, cuando la Historieta Argentina comenzaba a morir definitivamente, Columba tuvo ese vuelco extraño hacia modas y corrientes de la historieta que ya habían caducado. Cuando en 1994, la editorial comenzó a comprar otra clase de material para ofrecerle a sus lectores, los lugares desde donde tomó ese material, ya habían fracasado en parte.

Fueron épocas extrañas. Se republicó material de Trillo y Saccomano, inédito para Columba, pero que ya había aparecido en Puertitas a la aventura, el emprendimiento editorial que ambos habían intentado unos años antes. Hubo material que llegó a publicarse en simultáneo con Skorpio, la publicación insignia de Ediciones Record, tal es el caso de Sin Trucos Para La Muerte, de Slavich-Fernández. Y no sólo eso, también se compraron series extranjeras como XIII,  de Van Hamme y Vance -adaptada para la ocasión por Armando Fernández, tenaz colaborador de la editorial-, o Lobo solitario y su cachorro, de Kazuo Koike, entre otras. Incluso, la editorial licenció franquicias de Marvel, como los X-Men,  y hasta llegó a hacer algunos micros publicitarios en la televisión abierta. Fue una época anárquica, donde los proyectos se anunciaban, comenzaban y no se concluían.

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Los cambios de rumbos incesantes, desorientaron a los lectores, que vieron desaparecer de la grilla de sus revistas a sus autores de toda la vida, para ser reemplazados por propuestas diferentes. No vamos a juzgar las calidades artísticas del material que Columba ofrecía. Sí vamos a ir a los datos estádisticos, desde los ’60 Editorial Columba era la dueña del mercado de historietas en la Argentina. Si en su mejor momento Fierro, llegó a vender 25.000 ejemplares, Nippur Magnun vendía 110.000. Cuando Skorpio cerró su periplo en el ’96, su tirada rondaba los 2000 ejemplares, Columba aún se las arregló para subsistir otros 5 años más, a razón de editar 11 revistas por mes.

Hoy sabemos que, el haber comprado material que circulaba en sectores de consumo más reducidos, con menor cantidad de lectores, no ayudó a impulsar sus publicaciones, sino, todo lo contrario.

Pero, inclusive en medio de todo ese caos, que en la década del ’90 significó la desaparición de la historieta como industria cultural en la Argentina, aparecieron algunas «joyas», historietas que quedan en la memoria. La historieta se iba para siempre y dejaba autores curtidos de profesionalismo, capaces de hacer historieta bien escrita y bien dibujada.

 Los ’90 nos dejaron, entre otras cosas, dos duplas creativas de alto vuelo. Una, es el omnipresente támden Mazzitelli- Alcatena, que desde las páginas de Skorpio, dejaron dos obras seminales, Travesía por el laberinto y Acero Líquido. La otra, es Ferrari – Capristo, de larga colaboración para el mercado italiano, y que aquí, en la revista D’artagnan, mostró lo que era capaz de hacer con El Dios.

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Los 6 capítulos de El Dios bastan para ponerla entre una de las mejores obras editadas alguna vez en nuestro país. Aparecieron en entre Febrero y Abril de 1994 -las revistas de Columba tenían periodicidad quincenal-; abajo se puede ver el detalle de los capítulos según orden de aparición:

#Guión
#
Episodio
Revista
Fecha
No tiene
1
La llegada
D’artagnan Color Súper Album 144
02 / 94
20-115
2
El primer creyente
D’artagnan Todo Color 154
02 / 94
20-116
3
El shogun
D’artagnan Color Súper Album 145
03 / 94
20-139
4
La criatura interior
D’artagnan Todo Color 155
03 / 94
20-147
5
El mar y sus dueños
D’artagnan Color Súper Album 146
04 / 94
20-148
6
El dios
D’artagnan Todo Color 156
04 / 94

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El Dios es una mezcla de sub-géneros de Ciencia Ficción,  Steampunk en un futuro distópico y post-apocalíptico. En un mundo donde las máquinas dejaron de funcionar hace mucho y la humanidad sobrevive con modos y costumbres propios de épocas anteriores a la Revolución industrial, un robot alienígena cae desde el cielo para volver a poner en marcha el mundo. El melancólico final es una ejercicio de elipsis formidable.

Ferrari, maneja los hilos de la narración con soltura y se toma su tiempo para contar aquello que debe ser contado. Capristo, un dibujante siempre en evolución, muestra la influencia del manga en su narrativa, pero su trazo, si bien dinámico, se mantiene clásico. Una mención aparte merece el tratamiento del color, que es excepcional; resulta raro decir esto hablando de Columba, pero aquí es una infrecuente realidad que merece destacarse.

Pueden descargar El Dios, desde aquí, o desde la página de descargas. La digitalización pertenece al grupo Woodiana, a quien debemos agradecer el hacer posible que mucho material argentino no se pierda ni desaparezca para siempre.

Comencé esta entrada y la anterior recordando tapas y portadistas… Con mis 14 años de aquel entonces, cuando leí El dios, quedé fascinadoEra un mundo nuevo, sugestivo y atrayente… En su momento lo abracé por completo. Una de esas revistas, con Nancy,  dibujada por Capristo, en la tapa, estuvo exhibida por años en mi biblioteca.

En fin, ya no queda más para decir, excepto que… Columba, esas tapasy esas historietas

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Un perro con pulover

festi-15-6Entre esas suertes que depara el azar, el sábado 15 de Junio de este año (2013), asistí al Sexto Festival Increíble. Mientras deambulaba entre los mesas forradas de publicaciones independientes, di con un puestito de color blanco, el papel obra forraba la superficie.

La promoción decía: 3 x $10, y además se ofrecían dos números gratis. Me emocioné -¿Cuánto hacía que no compraba un fanzine barato? ¿Desde el 2006? Ya no me acuerdo-, sin pensarlo desembolsé los $10, y me llevé las 5 revistitas.

Lo que más me gustó fue que los que hicieron el fanzine -supongo que se los compré a los que lo hacían, porque no intercambié palabra en la transacción-, habían conseguido una fotocopiadora que no mezquinaba tóner y los negros estaban plenos. Me llevé las revistas sin siquiera revisarlas, la patriada de venderlas tan baratas justificaba la compra de por sí.

Ya en casa, empecé a revisar lo que había comprado. Y ahí me di de bruces con Le chien avec pulover: Un fanzine, y sólo eso.

Le Chien Avec Pulover N°3. 22Hoy, cuando el medio de la historieta independiente pugna por crecer a base de esfuerzo y pretensiones artísticas, encontrar un fanzine de pura cepa, es realmente un hallazgo. Hablo de autoconciencia, de ser un fanzine con pretensiones de ser sólo un fanzine.

Esto que puede parecer una definición teleológica -un Fanzine es un Fanzine-, no es tal. Hoy, cuando por una inversión mínima, un fanzine puede ser impreso en offset digital, con tapa color en laca mate, elegir usar los recursos mínimos, papel obra 75 gr. y tóner, para contar una historia, es toda una declaración de principios. Especialmente si el contenido, es de la calidad que muestra Le Chien.

Pero vamos a lo más importante: De qué se trata Le chien y porqué hay que leerlo.

Le chien avec pulover se compone de dos secciones, cada una a cargo de uno de los dos factótums de la revista: NN y Jacinto Larami.

Cada número de Le chien puede leerse por separado, pero Jacinto Larami desarrolla una suerte de personajes fijos que se repiten número a número: Los Fanzineros.

Jacinto aprovecha su espacio para pensar el fanzine desde el fanzine. Así, cuenta las historias de un grupo de fanzineros y sus disquisiciones. Hay referencias cruzadas a fanzines de antaño, como Catzole, La Secta Edición o Extraño Cameyo; y también al medio actual y sus expresiones, desde la inclusión de Über, el personaje de Juan Castro, o ciertos personajes -al menos, eso se intuye- de la nueva fauna subte.

Larami, construye así un discurso potente e iconoclasta, donde se mofa o destruye, sin piedad, a artistas como Tute, Landrú, Caloi o Liniers, mientras niega cánones y convenciones -muchas veces estúpidas- de nuestro medio. Finalmente, en el N°4 de Le chien, parece enunciar su teoría fundamental, eso sí, desde la docta y el saber hacer:

Le.Chien.Avec.Pulover.N°4.17

En cuanto a NN, él encarna la otra parte de la revista, aquí la historieta se pone al servicio del mensaje y el arte. NN trabaja con historias auto-conclusivas de mayor o menor longitud, muchas veces enganchadas a lo largo del mismo número. En sus historias, el mensaje político está presente, con un concepto cabal de denuncia y resistencia.

Las historias que NN plantea reclaman compromiso por parte del lector, pues ensaya diversas técnicas para poder contar lo que necesita decir. Así, su arte, tal vez sin pretenderlo, encuentran puntos de contacto con la tradición brecciana de adaptar la técnica a la historia que se narra. Sus trabajos mejoran número a número, y logran cada vez mayor contundencia. De lo críptico de sus primeros trabajos al mensaje certero y dinámico del último número, el trabajo de NN es un ejemplo de cómo tener una posición política y no perder el arte en el camino.

Le.Chien.Avec.Pulover.N°4a.16Después están las demás cosas positivas: El producto cuidado y bien terminado. El disfrute que produce la lectura. El precio.

Hay que mencionar también, el blog de Le chien: http://lechienavecpulover.blogspot.com.ar. Leer los comentarios del blog constituye un fanzine aparte. Larami, en un claro ataque de personalidades múltiples, se reafirma, se desdice, duda, descree, se lateraliza, se enfervoriza, se divierte escupiendo a quienes lo alaban y, por supuesto, se arrepiente después; incluso acepta invitaciones a comer a casas de familia. NN trata de mantener la compostura, pero falla irremediablemente también. Casi que merece una edición en papel, con un seleccionado de los mejores extractos más algunas ilustraciones.

DibuNN y Jacinto Larami son, como es obvio, pseudónimos. A estos artistas les interesa permanecer en el anonimato. Algo saludable, por cierto, Le chien habla por ellos.  Paradójicamente, tuve la suerte de conocerlos personalmente en el último Dibujados, un placer realmente.

Para comprar Le chien, hay que dirigirse a La Fábula (ahí, en Rodriguez Peña). Para leerlo gratis, pueden ir al blog, o pueden descargarlo desde los links de abajo.

Anímense al Perro con pulover, como casi todo, es un camino de ida.

Le.Chien.Avec.Pulover.N°1.01Le.Chien.Avec.Pulover.N°2.01Le Chien Avec Pulover N°3. 01Le.Chien.Avec.Pulover.N°4.01Le.Chien.Avec.Pulover.N°4a.0101. Le (Petite) Chien Avec Pulover N°1 (Tapa)01. Le (Petite) Chien Avec Pulover N°2 (Tapa)

Nºs publicados: Cuatro como Le chien avec pulover (Nº1 12/11; N°2 5/12; N°3 12/12; N°4 10/13) y dos como Le petite chien avec pulover (N°1 3/12; N°2 8/12)

Editorial: Le chien avec pulover

Director: NN y Jacinto Larami

Formato: A5 (14.8 x 21 cm.)

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Aquellas historietas: Al sur del Sol

Al sur del Sol apareció originalmente en las páginas de Super Misterix, en la primera parte de la decada del ’60.

Al frente de ella estuvieron: Eugenio Zappietro (Ray Collins), en los textos, y Jorge Moliterni, en la faz gráfica.

El argumento de Collins, en tono de folletín, embarcaba a un grupo peculiar, Leslie Manigan, el Duque de Farleyshire; Laura Von Calloway, una escritora de  Best Sellers; y a Obey, un negro evadido de Cayena; entre otros,  en busca de la aventura definitiva.

El arte, muy sólido, mostraba a Moliterni ya con un estilo eficaz y estilizado.

Casi 20 años después, la revista Gunga Din en su primer número, comenzó la republicación de Al sur del Sol.

Lamentablemente, Alfredo Scutti, director de Editorial Record, decidió agregarle varias páginas de color a Gunga Din. Las tintas empastadas sobre un papel de pobre calidad y los errores de registro de la imprenta, arruinaron en buena parte la obra de Zappietro y Moliterni, pues Al sur del Sol era una historieta pensada para el blanco y negro.

A pesar de eso, la historia todavía se podía disfrutar. Así que la escaneamos, la retocamos un poquito, y armamos un lindo archivo PDF para que lo puedan descargar.

Al sur del Sol - Capítulo uno

Descarga:

Al sur del sol – Episodio  1

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