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Amigos de la casa

Bueno, este año que todo se lleva, hasta el tiempo, ¡también se lleva las reseñas! Así que ante la inminencia de dos eventos como Viñetas Sueltas y Dibujados, corriendo con viento y marea, tres amigos de la casa traen novedades en una nota más rápida que visita de médico, y plagada de frases de otros! Vini, vidi, vici y hasta la viñeta siempre!

Arrancamos con el marplatense Kundo Krunch, que apareciendo con timidez algunos años atrás, a fuerza de talento y compromiso, es hoy uno de los artistas más requeridos y de mayor producción el ambiente independiente. Deuz Tecnicorp es un proyecto co-editado por los sellos Faro Negro y Mitomante, un fanzine hermoso, titulado La reminiscencia de un sistema obsoleto, en formato A5 apaisado (21 x 14,5 cm.) y 24 páginas a color. La historia transcurre en un futuro donde los países ya no son manejados por gobiernos democráticos sino por corporaciones, donde los ciudadanos son también los empleados que llevan estas empresas adelante, y según el puesto y rol que desempeñen en su trabajo es la clase social a la que pertenecen. Allí, tres personajes que desempeñan funciones para una farmacéutica terminan siendo víctimas de los medicamentos que ellos producen. Cómo y por qué es lo que nos cuenta Kundo.

El enrulado Kokin Kokambar viene afiladísimo, y bajo el lema de campaña ‘A todo culo‘, prepara  tres publicaciones nuevas bajo el sello Ediciones Pollofante. Una de ellas -y a la que le tengo más fé- es Culín, un culito como vos, como yo, como todos, un fanzine de 32 páginas, en formato A6 apaisado. A él, se suman,  Historia de un culo y su continuación, Historia de un culo más grande, un cuento infantil ilustrado para niños, todo obra del omnipresente Kokin, con la participación estelar de Verónica Falco. Pero eso no es todo, falta nombrar la colaboración de Kokin, en guión, y Juan Pablo CuriaLocuria Toons-, en el el dibujo, haciendo una revista de tiras cómicas, intitulada Miguel Ángel Buenas Noches, y que tiene la pinta de ser por demás de divertida. Son 28 páginas a color, en formato apaisado. Como pueden ver, hay para elegir.

Para el cierre, están los muchachos de Purple Books, que este año dieron un paso adelante para proponerse como unas de las editoriales más pujantes, tanto por iniciativa como por calidad. Este año editaron Panteras, de Mazzitelli y Alcatena; además de Yo-Nen, de Lea Caballero; y el segundo tomo de Jelly Kid, de Franco Viglino. Ahora, Purple vuelve a la carga con una nueva línea de fanzines, de los cuales el primero es Re-bolt, por completo a cargo de Rodrigo Yoshimiya. La historia se centra en Denki, un joven misterioso que llega a Port Town con el objetivo de encontrar a un individuo conocido como Re-bolt. En su búsqueda, se topa con un escandaloso niño que causa el terror entre los vecinos. Luego de ser víctima en carne propia de las travesuras del chico, Denki averigua que este responde al nombre de Re-bolt. ¿Será este chico la persona a la cual Denki buscó durante tanto tiempo? Esta es la incógnita que se devela en 32 páginas en blanco y negro, con tapas color, en formato 14 x 20 cm. El arte de Rodrigo es cosa seria, están avisados.

Bueno, pocas reseñas esta vez, pero con novedades que prometen! A entrarles sin miedo! El fanzine cumple y la historieta dignifica!

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Dos Recomendaciones

Bien, había planes de publicar esta reseña por lo menos hace una semana, pero el tiempo es tirano y no por mucho madrugar se amanece más temprano -o algo así-, así que concluida la octava edición de la Crack Bang Boom, en Zinerama se publican 2 recomendaciones.

Luego de una obligada re-estructuración interna, el sello Gutter Glitter editó Cría Cuervos -y te arrancarán los ojos-, la nueva obra de Paula Andrade. En la historia, un brujo maldito se embarca en una travesía para encontrar los ingredientes necesarios que le permitan realizar un hechizo que puede redimirlo, aunque esa posibilidad sea remota. En su viaje de recolección, se enfrentará con criaturas oscuras y guardianes arcanos al mismo tiempo que ganará aliados. Por fin, en su viaje de redención, se verá obligado a confrontar con su culpa y con las consecuencias del crimen que cometió.

Cría Cuervos -originalmente titulado Zauberkraft– es la primera novela gráfica de Paula Andrade, y en sus más de 150 páginas muestra su evolución como autora. A través del viaje lúdico y espiritual del protagonista, se puede apreciar el manejo de los tiempos narrativos de la historia, donde los diálogos están bien puestos, las acciones antes que explicarse se muestran -tal y como debe ser en una historieta de buena factura-. A nivel gráfico, hay momentos deslumbrantes dentro de un nivel general alto. En ciertos pasajes, debido al largo tiempo que tomó la producción del libro, se ven sutiles cambios en la resolución estilística de las páginas, pero hay que tener el ojo acostumbrado para poder encontrarlos.

Hacia el desenlace de la historia, todo lo que parecía ser, cambia de status quo, y la verdadera trama se devela. Esa revelación final esta bien manejada, y no solo resulta natural sino, también, inteligente. En resumen, Cría Cuervos es un paso adelante en la carrera de Paula Andrade, alejándose de su universo preferido –Gomorra-, pero manteniéndose en el sendero de lo fantástico, lo místico y lo sobrenatural, y que confirma que es uno de los autores vigentes en la panorama de la historieta vernácula.

Desde hace un tiempo, circula un libro-fanzine, producido casi a demanda, que cuando fue reseñado en en el blog de Comiqueando desató una lluvia de trolls de características épicas, se trata de El Capitán Supositorio, de Kokin Kokambar. A través de sus 178 páginas, la obra recopila los primeros 4 números de la serie, que cierran de modo perfecto, quedando los números 5, 6 y 7 para un segundo y último tomo.

Kokin Kokambar es, hoy por hoy, uno de los humoristas con más talento en el campo de la historieta, haciendo gala de un costumbrismo absurdo, que levado al extremo desata las reacciones más impensadas. Así, el Capitán Supositorio, es el héroe idiota de una Nación Argentina descabellada, donde todo puede pasar, incluso el mayor desatino -Osea, una Argentina muy parecida a la real-. Más allá de eso, el Capitán y sus compañeros -en especial, el siempre famélico Dark Chanch, el ninguneado Ñ-Man y el trotskista Hombre Neumático-,  enfrentan como pueden todo tipo de amenazas -como Eschumacher, el dios new age asirio; Urno, el churrasco y el Minotauro Uruguayo que planea destruir Buenos Aires con un termo atómico-. La galería de personajes secundarios es generosa, y en ella destacan Benito Mostacher, Pipo Brazos de resorte y Carlitos, el hombre que ignora, entre otros.

Los diálogos manejan el disparate con maestría y los remates están puestos donde deben. La historia crece en tensión, mientras las situaciones se suceden y los personajes participan de la acción en la dosis justa, logrando una historia coral plagada de desatinos y carcajadas. El libro tiene algunos errores, más que nada en el letreado, algo que, por la forma de producción, se fue corrigiendo a medida que se imprimieron nuevas tandas. En otras palabras, El Capitán Supositorio es bueno y es una muestra de las maravillas que pueden pasar en ámbito de la historieta independiente.

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Paula Andrade: El camino del Manga

Paula Andrade lleva casi 15 años haciendo historietas, hoy, junto a Lu Quintana, maneja el destino editorial de Gutter Glitter.

Sin proponérselo, Paula Andrade terminó por convertirse en la pionera de una nueva generación de autoras que arribaron a la historieta para explorar sus posibilidades, escribiendo y dibujando historietas de género con una fuerte impronta personal. Desde la primigenia Gomorra hasta la actual Amnistía, su obra recorre el imaginario fantástico y mitológico.

Fecha de nacimiento, edad, y ¿cuándo hiciste tu primera historieta?

“4 de Enero, 35 años. La primera historieta la hice alrededor de los 12 o 13 años, en la época de la serie animada de X-Men en los 90. La serie era de superhéroes y, como casi todos mis trabajos, se trataba de alguna escena donde la gente charlaba de todos los problemas que tenían entre ellos y de batallas pasadas. Creo que había una fiesta también. Habían muchísimas fiestas en los cómics de los 90.”

¿Tenés estudios formales de historieta? Si es así, ¿con quién estudiaste? ¿Cuáles son tus influencias literarias y artísticas a la hora de hacer historietas?

“¡El linaje artístico! A veces nos portamos como clanes con el tema ‘maestros’, algo probablemente heredado de la pintura. Mis primeros estudios fueron con Fernando Centurión -de los 15 a los 19 o 20, cuando que me dijo que era hora de dejar el nido-. Mi ‘posgrado’ fue el curso de Quique Alcatena -cuya obra conocí gracias a Fernando-, al que tengo la fortuna de considerar amigo y mentor.

Tal vez la obra más esquiva de Paula, por lo inhallable y lo atípico del formato, es Sedna, basada en la mitología Inuit.

Influencias, acá es donde empiezo a ser una historietista bastarda, vienen de todos lados y siempre se agregan más. Voy a tratar de mantenerme en las influencias permanentes: Masami Kurumada y Shingo Araki, porque Saint Seiya es la vida misma. Quique Alcatena, por supuesto. Kazuma Kaneko, por stylish y mitológico, siguiendo con el manga, Hiroaki Samura, Hirohiko Araki, Q Hayashida, Naoki Urasawa, Hagio Mōto y Jo Chen. Saliendo del manga, los pintores del renacimiento -¡figura humana por doquier!-, arte religioso, diseño japonés y finés, y muchas cosas más. También, los videojuegos, me encantan muchísimos diseñadores de arte de videojuegos. Trato de aprender de todo lo que de alguna forma me llama la atención. A nivel literario, Robert Graves, Bernard Cornwell, China Miéville y John Banville.”

¿Tu irrupción en el panorama de la historieta independiente fue con Gomorra, cuando integrabas el Midgar Studio? Gomorra tuvo una recepción inusitada por parte del público, en un momento muy difícil para el medio, ¿Cómo fue la experiencia y de qué trataba la historia?

Entre 2003 y 2005, se dio el recorrido editorial del Studio Midgar. Los tres números de Gomorra, fueron uno de los grandes hitos del fanzine en el nuevo milenio, post derumbe económico de la argentina.

“En ese momento era, de alguna forma, nueva en ‘el medio’. Empecé a participar en eventos al mismo tiempo que empecé a producir material, así que el contacto fue en paralelo. Me es imposible analizar la situación del medio en ese momento, o cuán difícil era comparada con otros momentos anteriores a los que desconozco -más allá de las dificultades relacionadas con el momento socio-político y económico del país-. ¿Podemos acaso hablar de un ‘momento difícil para el medio’? Es un país difícil, eso trasciende a la historieta -y la afecta-.

Dentro de mi experiencia, no fue un momento difícil a nivel de mis primeros proyectos editoriales. Gomorra fue parte de todo un zeitgeist que tal vez ‘el medio’, en ese momento, negaba. Era la explosión del manga. Empezaban a haber eventos relacionados con anime y manga, gestionados por fans, que ampliaban la oferta de eventos vinculados con la narración gráfica. Empezaba a posicionarse internet a pleno como medio de comunicación y difusión. Había un gran número de nuevos lectores cuyos intereses se salían del circuito del cómic europeo y norteamericano y las narrativas que ambos mantenían, y una búsqueda de identidad estéticamente diversa en los grupos de adolescentes.

Gomorra tuvo además tres ediciones en prosa, que exploraban distintos aspectos de su universo narrativo. Sadomasochism fue escrito e ilustrado por Paula.

Gomorra fue parte de la camada de fanzines que venía de ese caldero creativo, y su difusión fue por esos canales, por los eventos de anime y manga -y por internet, a la que ya utilizaba con anterioridad- como herramienta para compartir mis trabajos e intereses. La historia en un principio era una hidra de conceptos, bajo una estética gótica compartida y un universo expandido virtual. Para mí fue un experimento en priorizar la trama por sobre los estilos de dibujo -de ahí que fuese una misma historia y tuviese varios dibujantes-. Era un experimento por todas partes, con un total de un poco más de 3.000 copias entre sus tres números prácticamente agotados, para los involucrados fue un primer paso en esto de editar, y me dejó un grupo de lectores que aún acompañan mi crecimiento y exploración creativa, algo por lo que los aprecio muchísimo.

La experiencia fue hermosa, demandante, mucho más grande de lo que hubiese esperado -incluyendo mucho trabajo, más del esperado-. El ‘cómo’ se aprendió en el camino, y claramente desterró cualquier posibilidad de miedos o dudas a autoeditar. Contar historias, para mí, empieza con la idea y termina cuando está disponible para un posible lector. Es un proceso complejo, difícil y bello, que implica muchísimo tiempo, a lo que puede ser que esa primera experiencia, ese tremendo monstruo de aprendizaje en el DIY editorial que fue Gomorra, me haya vuelto adicta.”

Después de Midgar, formaste parte de Moirae, donde sacaste Berwick y participaste en algunas obras conjuntas, como Freakshow y Scared of girls. De nuevo, ¿cómo fue la experiencia? ¿Cuánto duró y -porque de alguna manera pertenece a Gomorra- en qué parte de ese universo ubicás a Berwick?

Scared of Girls y Berwick, las dos primeras pulbicaciones del grupo Moirae.

Moirae fue breve pero feliz. Me había alejado del medio por razones personales, y lo extrañaba muchísimo, así que fue el momento del regreso. También fue un cambio del grupo de trabajo, como del ambiente, menos efervescente y más consolidado -el desencanto de la madurez, ja-. Y otra vez, fue medio un experimento. Freakshow me sigue pareciendo un fanzine re-lindo, a nivel concepto. Todo lo que armamos para Moirae tiene lindos conceptos. En el equipo todas teníamos un par de años produciendo fanzines encima, y me parece que estábamos en búsquedas personales de ver a dónde queríamos llevar lo que hacemos, y a nuestras propias vidas. Moirae sirvió de bisagra.

Berwick, es la historia de una aprendiz de mago, en pocas páginas Paula plantea una historia rica en posibilidades.

En sus páginas se asomó Berwick, que pasa en una ciudad –Misthaven-, en el mismo continente donde pasó a estar ubicada GomorraIleto-. A diferencia de ésta última, en lugar de estar plagada de grandes fuerzas, está llena de fantasmas y fenómenos sobrenaturales menores, dando lugar a conflictos más ‘cotidianos’ en comparación. En el primer número de Monsterland, incluso, una de las primeras escenas se desarrolla en la ciudad donde habita Berwick y compañía. De alguna forma muchas de mis historias se fueron, con los años, mudando al mismo continente. Permite poner el foco en los personajes.”

Encontraste tu hogar creativo en Gutter Glitter, el sello que conducís con Lucila Quintana. Pocas veces se vio tanta sincronía de trabajo entre dos socios ¿Cómo nació y cómo es tu experiencia de trabajo con Lucila? ¿En qué sirvió editar la antología Psychopomp para construir su plataforma editorial? También, con Oveja Negra recopilaste muchos de tus trabajos desde 2008 en adelante, ¿qué significa para vos tu primer libro en solitario?

Freakshow, una producción en conjunto de Moirae, conjuga la ilustración y la narrativa, donde los integrantes de un circo de fenómenos se describen en primera persona.

“La versión breve es que estaba editorialmente sin hogar, Lu quería hacer cuadernos con mis ilustraciones, y vimos que los costos para hacer un libro eran similares, y nos gusta más hacer libros. También quería tener un rincón que fuese más firme que los proyectos colectivos anteriores. Gutter es una editorial, no es un colectivo de artistas. Esa fue la forma en que encaramos esto desde el día uno.

Aprendí mucho de los proyectos anteriores, y uno de los mayores aprendizajes fue que trabajar en equipo es difícil, más aún cuando el concepto de lo que se está haciendo es diferente para los involucrados; y es uno de los primeros factores que pueden terminar hundiendo un proyecto. Es de esperar -y algo a disfrutar como proceso de crecimiento-, cuando se empieza, el ‘¡somos todos artistas, hagamos un libro!’. Pero cuando los proyectos empiezan a volverse más complejos y demandantes, es necesario que el equipo esté dispuesto a tomar el peso de esa demanda. Es necesario un grado de consciencia, autogestionar no se termina cuando las páginas de historieta están dibujadas. El paso de ‘proyecto entre artistas’ a ‘tenemos una editorial’ es posible, pero implica otra forma de trabajar y pensar las cosas. Los factores a considerar -el tipo de trabajo- entre crear una obra y editar libros, son muy diferentes. Disfruto hacer ambas cosas, pero no creo que sea algo particularmente necesario para un autor. Es lo lindo del mundo creativo, cada uno elige desde dónde y cómo lo encara, y una de las ventajas que tiene el ambiente local de la historieta, es que se puede hacer lo que se quiera y como se quiera. El espacio para la experimentación es inmenso.

Brauronian, un fanzine, de gran impacto visual, con varios artistas invitados.

Sí creo que es una pregunta válida -y que un autor tendría que considerar en el momento de pensar un proyecto a mediano plazo-, ‘¿Voy a querer atender stands mínimo un fin de semana por mes? ¿Voy a querer pensar en la difusión y distribución de este libro? ¿Ver cómo hacerlo llegar a los autores? ¿Voy a querer tener que manejar todos los aspectos editoriales?’. Es un compromiso. Siempre está la opción de enviar la obra a un editor y no tener que manejar esos temas, de no desearlo. Autoeditar no te hace más o menos historietista.

Sobre la sinastría en el equipo… Lo genial de trabajar con Lu es que nos apoyamos mutuamente en nuestros proyectos, ya sean las novelas, las historietas o lo que se nos ocurra, dándonos libertad plena para concretarlos, sumado a que a ambas nos gusta lo que hace la otra, y que nuestras personalidades se complementan bastante bien. Agregaría que ambas nos aburrimos con facilidad, y siempre hay algo que hacer y aprender al tener una editorial. Cada proyecto es un experimento con nuevas dificultades. Para gente que repite todo el tiempo ‘¡tengan cuidado a la hora de armar su equipo de trabajo!’, somos una ternura de amistad.

Las tres páginas iniciales de Brauronian, una historia basada en el culto ctónico al oso pardo.

Psychopomp fue el primer proyecto que sacamos como editorial. Con Brauronian, un fanzine que había sacado antes, pude convocar a otros artistas cuyo trabajo adoro. Cuando dijeron que sí, mi corazón estaba a mil. Psychopomp fue llevar eso a un nivel más alto, y además en el formato que a nosotras nos gusta. Ambas somos lectoras, ante todo. Queríamos cuentos, queríamos ilustraciones, queríamos historietas, todo en un mismo libro, con la temática como unión. Nos gustan las historias, cómo están contadas, que sean en prosa o historieta, nos es secundario.

Como primer proyecto, fue con el que aprendimos cómo armar libros y desarrollamos habilidades de editoras. Además, como autora, me di el enorme gusto de poder publicar junto a autores con los que jamás hubiera imaginado que iba a estar compartiendo libro, y poder conocer a otros a través de las convocatorias. Los cuatro tomos de Psychopomp terminaron siendo, sin planearlo, un pantallazo muy interesante de los autores que hay en el ambiente de la historieta local, hoy.

Las 4 ediciones de la antología Psychopomp, cada una dedicada a una temática diferente; la primera, a la fantasía; la segunda, al erotismo; la tercera, al western; y el cuarto, a la mafia.

Psychopomp posicionó a Gutter como una editorial que saca cosas levemente atípicas para un público levemente atípico. Me gusta ese rincón, siempre me gustó estar en el lugar de outsider. Pero para nosotras, Gutter es mucho más simple: sacamos los libros que queremos leer. Por otro lado, la línea editorial no la marcó Psychopomp -salvo por su primer número-, pero sí Monsterland y Anuraidh, nuestras novelas. Nos gusta el género urbano sobrenatural, y con Gutter tenemos un arenero desde donde explorarlo. De alguna forma, eso decantó en algún momento para decidir que la editorial entera se iba a focalizar en ese género.

Melissai, publicada en el segundo tomo de Psychopomp, explora el erotismo en conjunto con conceptos como el sacrificio, la ofrenda y la transmutación, el resultado es, por lo menos, inquietante.

Que tuviese un libro en solitario era algo que me venían reclamando hace rato. Así que Oveja Negra compila toda una etapa. Ahí está. A nivel personal, fue más significativo Mythos, porque me expuso de una manera que no había hecho antes, compartiendo pensamientos sobre cómo vivencio la expresión artística. Es más privado. Las historias que aparecen en Oveja Negra, son más como una conversación con amigos de toda la vida, además de ser una buena manera de que el material acumulado en fanzines y publicaciones separadas no se perdiese y acercarlo a los lectores en un único libro, que estemos al día y partir juntos al siguiente objetivo. Oveja Negra no es un experimento nuevo, pero sí es un recopilatorio de todos los experimentos hechos hasta la fecha.

Hoy colaborás con Tótem, haciendo Amnistía. ¿Cómo te uniste a la iniciativa online y de qué trata la historia?

Dogtown, publicada en el tercer tomo de Psychopomp, es una de las obras más lúdicas de Paula, con buenos diálogos y acción trepidante.

“Quique me invitó. ¡No era una opción decir que no! ¡El equipo de Tótem está lleno de autores que me gustan! Aunque le estuve dando vueltas a cómo iba a participar, porque fuera de que me gustan los X-Men y los leía durante los 90, no soy una gran consumidora del género de superhéroes. El último número de cómic de superhéroes que compré debe tener más de 15 años. Así que me llevó un tiempo desarrollar una trama donde dijese ‘¡esto es algo que me gustaría leer!’. Eso es lo lindo de Tótem, son historietas de superhéroes, pero por sobre todo, son las historietas de superhéroes de sus autores.

Amnistía es una historia de amistad, muy apoyada en los diálogos. Están los conflictos sociopolíticos, están los poderes, los trajes y los codenames; los clichés, por supuesto. Pero es la amistad la que predomina, por sobre la venganza y el sacrificio, los otros dos temas que tiñen a Amnistía. Los personajes son todos moralmente ambiguos, y no es una historieta de grandes batallas, pero sí de por qué esas batallas se pelean.”

La portada y las 5 páginas iniciales de Amnistía, la serie de Paula para Tótem Comics, donde comparte equipo con Quique Alcatena, Fernando Calvi, Luciano Vecchio, Lea Caballero Fiorella Santana y Patricio Olivier.

Llevás un censo de mujeres historietistas y sos una activista en el medio. ¿Cuáles son los requisitos para formar parte del censo y por qué? Y también, ¿cómo ves a la mujer en el medio de la historieta, qué se ganó, y qué es lo que aún falta?

Oveja Negra -una antología que reúne la mayor parte de la producción de Paula, desde Moirae hasta hoy- y Mythos -un Artbook que muestra la ductilidad de Paula tanto con el color, como con el blanco y negro-.

“La única razón por la cual soy una activista en el medio -considero ser más vocal con mis opiniones que activista per sé-, es que me cansé de escuchar que no había mujeres en la historieta como manera de justificar la falta de presencia de ellas en los eventos, medios de difusión y antologías, cuando:

1. Soy una.

2. Conozco a varias más.

3. Edité a unas cuantas otras, sin tener que esforzarme para encontrarlas.

Entonces busqué listados de historietistas argentinos, y esto coincidió con una charla que estaba preparando para la Feria del Libro. Y fuera de que la información estaba al día a nivel de autores varones, no incluía a casi ninguna de las autoras que sé que existen, porque les hablé, vi sus libros, y están hechas de carne y hueso -ellas, sus libros están hechos de papel-. Así que armé un censo para tener datos relativamente actualizados. El único requisito ‘formal’ es tener una obra editada en alguna publicación con ISBN o ISSN -el DNI del mundo editorial y que funciona también como medallita autoral reconocible para el afuera-. La frase ‘no hay mujeres en la historieta’ niega a autoras, lectoras y, por sobre todo, libros publicados por autoras mujeres. La no visibilidad desde los canales de difusión, es también la no visibilidad del material publicado y de las autoras detrás de ese material. Por este tipo de cuestiones me interesó armar el censo, el ambiente ‘formal’ de la historieta local, nuestra proto-industria, se falla a sí misma cuando niega a aquellos que la conforman.

Amsterdan, un fanzine impreso en Holanda, de bajísima tirada -30 ejemplares-, y que plantea una historieta de base autobiográfica mezclada con el mito y la leyenda.

El propósito del censo no es saber cuántas mujeres hacen comics por interés. Eso implicaría hacer un censo de varones bajo el mismo parámetro, para poder tener la posibilidad de hacer un comparativo. Pero el ISBN y el sitio de la AAEH -que lista a muchas de las publicaciones nacionales y a sus autores-, permiten tener datos desde los cuáles se puede armar un comparativo entre ambos géneros, y que sirva a otros de punto de partida para expandir o profundizar la investigación.

El resultado del censo, dio números que a nivel comparativo son bajos -alrededor del 10% de los autores con material publicado son mujeres-, pero al mismo tiempo, ese 10% -superan las 50- es tanto mayor que la nulidad que presentaban los pocos espacios de información disponibles, más que suficientes para demostrar que la frase de ‘no hay mujeres en la historieta nacional’ es ridícula. Y son números muy esperanzadores, cuando la participación y el crecimiento de autoras nuevas año a año son mayores.

Es un tema complejo, relacionado con un machismo que trasciende al campo de la historieta, aunque en ella haya encontrado territorio fértil por décadas. No puedo negar que hubo años donde en eventos era la única autora en un stand fuera del área de fanzines. Mucha gente se refirió a Gutter como ‘la editorial de las chicas’, sin ninguna mala voluntad. Éramos, simplemente, las chicas que estaban presentes en ese lugar. Es fácil pensar que ‘no hay mujeres en la historieta’, si en los lugares de difusión ‘formal’, como podría ser un evento, o una revista de información, o un punto de venta, no estamos presentes.

Primeras 7 páginas de Ámsterdam, con textos en inglés.

Tampoco puedo negar que hace rato que eso no pasa, que cada vez somos más participando. El año pasado la Feria del Libro incluyó el tema en su programa. Este año se organizó Chicks on Comics, y también otro censo con otros parámetros. Año tras año, cada vez son menos los eventos que no tienen ninguna autora invitada. Lo veo vinculado a los tiempos, y también a que cada vez somos más, estamos más activas en el ambiente, y dispuestas a demandar las mismas oportunidades y señalar los vicios heredados.

Por otro lado, hay que entender que mucho de lo que hoy mueve al ambiente de la historieta nacional, en todos sus niveles, es autogestivo o gestionado por autores-editores. Muy pocas cosas pasan si alguien se queda esperando que un desconocido mágicamente aparezca y resuelva, y esto va más allá de cuestiones de género. Las puertas siempre están, pero hay que abrirlas. En muchos casos hay que hacerlas, también. Es un ambiente con espacios en construcción pero sin estructuras formadas. Me gusta ver que cada vez somos más las mujeres construyendo en esos espacios.

Últimas 6 páginas de Ámsterdam, en formato apaisado y con gran trabajo en los fondos.

Lo que se gana con la visibilidad creciente desde los espacios de difusión y la participación activa en el ambiente -no sólo para reivindicar a las autoras mujeres, que seguiríamos existiendo independientemente de la negación discursiva-, es que finalmente se vea que la historieta es un ambiente diverso a nivel autoral. No un club de varones, y menos aún uno de varones con posturas similares que se juntan a vanagloriar un machismo desenfrenado, esparciendo y aplaudiendo un discurso único. Con esa visibilidad, también se consigue riqueza de obras, de todos los tonos y temáticas, con autores que abordan lo creativo desde diferentes lugares. Múltiples voces y estilos, que hacen que el ambiente esté cada vez más humano. En eso sí, tal vez, me considero una activista.

Primera aventura de Berwick, publicada en Scared of girls y que, junto a Sedna, no forma parte del recopilatorio Oveja Negra.

Por último, ¿cómo ves el panorama actual de la historieta? ¿Le augurás un buen futuro? ¿Por qué? Y también, ¿cuáles son tus planes para este 2017 en el terreno de la historieta?

La historieta tendrá el futuro que entre todos los que participamos hoy, entre autores, editores y lectores, le construyamos. Está en nuestras manos la forma que tome. Y mis planes son, siempre, sacar más libros. Experimentar cosas nuevas. Hacer más proyectos, para poder ver qué pasa al hacerlo, y compartirlos con los lectores, para los cuáles, y por los cuáles, todo esto se hace y es posible. La gratitud es infinita, son casi quince años de ‘tengo ganas de hacer esto’ y poder hacerlo. El medio de la historieta-‘el ambiente’- me interesa, pero lo que realmente me importa es eso. Quince años de compartir historias, acompañada por la confianza de aquellos que caminan conmigo mientras las leen. Que sean más años. Que sea siempre.

 

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Flor Paccela: Historietas desde el Fortín Federación

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Flor, haciendo lo que más le gusta.

Florencia Paccela es una historietista en los márgenes. Desde la cuidad de Junín, a 250 kilómetros de la Capital, construye su trayectoria lejos de los centros históricos de producción independiente -Buenos Aires, Rosario y Córdoba-. Sin embargo, esa situación no le impidió unirse a La Duendes, con quienes acaba de publicar su primer libro de historietas, Yerbudín. Con juventud, talento, buen humor, Flor tiene más historietas por venir.

Fecha de nacimiento, edad, y ¿cuándo hiciste tu primera historieta?

“Nací el 23 de julio de 1992, en Junín, provincia de Buenos Aires, tengo 24 años. Mis primeras historietas las hice de muy chica, tendría 9 años cuando creé un personaje que llamé Saki, y que podía tener aventuras de todo tipo porque era parte de a una agencia de jóvenes detectives. Se parecía mucho a Goku de Dragon Ball. A los 11 mandé una de sus historias al programa el Club del Anime, del viejo Magic Kids, y cuando lo vi en la tele, fue una emoción tan fuerte que era obvio que quería seguir con eso y que podía hacerlo aunque no tuviera a nadie que compartiera mis gustos, ni nadie que me enseñara cómo hacerlo. En lo que es historietas, siempre fui autodidacta hasta la universidad.”

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Código, un ejercicio de experimentación.

¿Tenés estudios formales de historieta? Si es así, ¿con quién estudiaste? ¿Cuáles son tus influencias literarias y artísticas a la hora de hacer historietas?

“Estudié Diseño de Historietas en la Universidad de Palermo, pero solamente hice la mitad de la carrera, porque a la par estudiaba Diseño Gráfico. Los profesores de la Universidad son todos profesionales de las historietas, es una lástima que no haya podido cursar con todos.

Mis mayores influencias son Ray Bradbury y George Orwell, porque que me encanta el género de ciencia ficción. Por lo que su obra significa, Oesterheld siempre es una motivación. Si ven mis dibujos, a simple vista se nota que tengo mucha influencia del Manga y Anime, aunque me esfuerzo en dibujar diferentes cosas en otros estilos, buscando tener más recursos y aplicarlos según lo requiera la historia.”

¿Cuál fue el primer fanzine del que participaste y cómo se desarrolló tu trayectoria hasta hoy?

“A Saki me lo tomaba en serio. Hice varias historias con él, aunque a veces no las terminaba, las hacía muy largas, me aburría y comenzaba con otra. Más adelante hice otra sobre un equipo de fútbol -vi Captain Tsubasa y quise hacer lo mismo-, eran partidos interminables que requerían de mucha planificación, después de eso admiré aún más a Takahashi.

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La edición impresa de Yerbudín, por el Colectivo La Duendes.

A los 16, hice varios capítulos de una historia dónde la Argentina estaba dominaba por Inglaterra, y estos se habían encargado de borrar todo vestigio de nuestra historia, tanto que los protagonistas no sabían el significado de ‘país’ y llamaban a los ingleses ‘El Poder’. Y de nuevo, hice la historia demasiado larga y no la terminé.

Yerbudín fue la primera historieta que me propuse tomar en serio y llevarla a libro. A la par de Yerbudín, con guión de Alejandro Pérez Velilla, dibuje Código, que trata de un hombre a la deriva en el espacio exterior. Lo ilustre en un pliego de papel de 1 metro por 1 metro, en forma de espiral, para que cierre el concepto de la historieta.”

Tu caso es particular. Estás en  Junín, una ciudad donde la historieta tiene casi nulo desarrollo. De hecho, después de Ricardo Ferrari, sos la segunda historietista en la historia de la ciudad. ¿Estás en contacto con lectores locales de historieta o lo que hacés es una actividad solitaria? ¿Cómo fue tu inserción en el colectivo La duendes?

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Yerbudín y el rasta se conocen.

“Hoy con facebook y otras redes sociales es muy fácil estar en contacto con lectores u otros autores. Localmente, hay muchos interesados en historietas, ya sea norteamericana, manga o nacional. El tema principal es que caso no hay material en papel, siempre hay que recurrir a internet o viajar a Capital para comprar libros que acá no se consiguen. No se puede fomentar la historieta, mostrar a un chico qué es y cuán grande es su variedad, si las librerías solo tiene un par de autores… …Tampoco es culpa de las librerías. Actualmente, aparte de mí, también hay un grupo de chicos, Síntoma Creativo, que también difunden y fomentan la creación de historietas en nuestra ciudad.

A la editorial La Duendes, y a quien está a cargo de todo, Alejandro Aguado, le debo lo que pasó con Yerbudín y mis otras obras. Porque cuando tenías varias páginas para mostrar, mande mail a muchas editoriales -muchas-, de acá y de otros países. Muy pocas contestaron, la mayoría diciendo que ya tenían todo cubierto para ese año y no me podían dar lugar. Alejandro es el único que se interesó seriamente por mí y por tantos otros que quieren tener un espacio para mostrarse y llegar a más personas.

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Dios, Yerbudín y el rasta un trío con mucha ida y vuelta.

La Duendes tiene un blog, en la cual cada día publican un promedio de cinco artistas diferentes, cinco días a la semana. Los trabajos se comparten por facebook también, y si la historieta progresa puede convertirse en libro, con la ventaja de tener un público que te conoce. La Duendes no estará entre las editoriales más difundidas o más populares por vaya a saber qué razón publicitaria, pero seguro es de las que más se interesa por los autores, por la difusión de la historieta nacional y por los artistas del interior del país. Algo que comprobé por experiencia propia, las editoriales más conocidas no lo hacen.”

Tu trabajo principal es Yerbudín, ¿de qué se trata la historia? ¿Qué repercusión tiene entre los lectores? Y también, ¿cómo surgió la posibilidad de editarlo en papel?

Yerbudín es un extraterrestre que llega a la Tierra y conoce a un chico rasta. A partir de ahí, tienen conversaciones, discusiones, preguntas incómodas entre ambos, y también con Dios -representado como un triángulo-, con respecto al origen del hombre, a quién lo creó y cuál es su propósito, sobre las incongruencias de la historia humana, de las religiones, de los mitos y leyendas, y por supuesto sobre el fenómeno OVNI. Todo en una serie de tiras cómicas que tratan de dejar una reflexión en el lector.

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El nacimiento de Cristo por Yerbudín.

Me gusta mucho hacerla, porque es diferente y tiene personajes que no se relacionan en nada pero que funcionan muy bien en las conversaciones, si se tocan los temas adecuados. Sé que, a veces, algunos chistes generan un recorte de lectores, porque se tocan temas específicos sobre ufología, religión o historia y hay que estar interesado en las curiosidades de esos temas.

La idea de editarlo en papel surgió porque ya tenía una buena cantidad de páginas y el público parecía responder bien. Quería que los lectores pudiesen tener a Yerbudín en su casa, sacarlo de la pantalla de la PC, tenerlo en la mano.”

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El misterio de la resurrección por Yerbudín.

Además, tenés otros dos trabajos, Las caras del alma y Encuentro. ¿De qué tratan las historias? ¿Las están publicando online?, ¿dónde? ¿Tenés ganas de sacarlas en papel?

Las caras del alma surge a partir de un guión que hice para la universidad. Es la historia de un hombre con problemas para conseguir pareja, por lo cual decide ir a un psicólogo. Este peculiar doctor le propone hacer sesiones de regresión para encontrar el origen de su problema, así descubren que aún está enamorado de una mujer que conoció en una vida pasada y que fue asesinada por Jack el Destripador.

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El inicio de Las caras del alma.

Encuentro en una historia corta sobre un chico que tiene un encuentro del tercer tipo con un extraterrestre gris y un pie grande, y está basada en un testimonio real.

Ambas historias fueron publicadas en el blog de La Duendes. También me gustaría sacar Las Caras del alma en papel, pero sé que no tendría tanta repercusión como Yerbudín. Es interesante, tuvo buena aceptación entre los que la leyeron, tanto que tuve que hacer un epílogo a la historia. Incluso, se podría hacer una segunda parte, sólida, sin nada que envidiarle a la primera, pero sé que tendría que exigirme más para mi próximo libro.”

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Encuentro, con influencias de Toriyama.

¿Tenés planes de acercarte al movimiento independiente de las grandes ciudades y participar de eventos como Dibujados, La Docta o Crack Bang Boom? También, ¿cuáles son tus planes en el terreno de la historieta para este 2017?

“Me encantaría, pero entre el trabajo, el tener que movilizarme y los gastos, a veces se complica. En algún momento participaré. De todas maneras, sé que puedo difundir mi trabajo sin tener que ir a esos lugares, y motivar a otros animarse a involucrarse en las historietas sin creer que estar en esos eventos es lo que vale. Porque, la verdad es que son encuentros increíbles, pero solo pueden ir aquellos que están cerca y hay muchos artistas en el interior que son geniales -y reconocidos en sus provincias-, pero si no están en esos eventos parecen no existir para las editoriales o para grupos como Banda Dibujada y sus premiaciones.

Para este año, hasta ahora solo tengo planeado participar en un libro que publicará La Duendes con colaboración de varios artistas. Tengo para empezar otra historieta y para escribir y bocetar otra. Leer de todo y practicar mucho dibujo y diferentes técnicas para seguir mejorando.”

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Fernando Biz: Manga, automovilismo y comedia dramática

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Fernando Biz, haciendo de las suyas.

Fernando Biz es un fanático del manga, el anime y la Fórmula 1, y como tal, mezcla sus pasiones en las historietas que escribe y dibuja. Con presencia en el medio desde el 2003, con sus fanzines  integró el colectivo El Núcleo, uno de los responsables de mantener viva la escena luego de la debacle del 2001. Hoy,  bajo su sello Editorial Módena, además de publicar sus trabajos, edita a talentos como Teora Bravo. Siempre de buen carácter, su voluntad de trabajo parece no tener fin.

Fecha de nacimiento, edad, y cuándo dibujaste tu primera historia

“Hola, soy Fernando Gabriel Biz, nací el 1 de Marzo de 1986 y tengo 30 años. Tenía 16 recién cumplidos cuando empecé a hacer mi historieta F1 2014, allá por el 2002. En el medio corrió bastante agua bajo el puente pero acá andamos, firmes en la senda.”

¿Tenés estudios formales de historieta? Si es así, ¿con quién estudiaste? ¿Cuáles son tus influencias literarias y artísticas a la hora de hacer historietas?

“En marzo del 2002 estudiaba diseño publicitario cuando salía del colegio. Iba a una escuela de capacitación para adultos, pero como me aburría y la pasaba mal, mi mamá -viendo que estaba re-enganchado con el manga y el anime- me dijo que me inscribió en un curso de historieta. Al principio la idea no me gustó, pero ella me motivó a ir diciéndome que si no me gustaba, podía dejarlo. Fue un viaje de ida porque no solo me encantó sino porque no pensaba en otra cosa que hacer historieta. Esto fue en los talleres municipales de Villa Mecenas, unos cursos de capacitación artística que la Municipalidad de Morón ofrece de forma gratuita a los vecinos. Al curso lo dictaba el señor Don Angel Mosquito, quien a pesar de que yo tenía un estilo manga siempre me apoyó en trabajarlo. Consumir sus trabajos me influenciaron un poco en cómo armar las historias constumbristas y narrarlas con un humor particular, o al menos eso intento siempre. También estuve con Cristian Mallea, pero no tantos años como con Mosquito. Me interné en ese lugar -era como mi segunda casa- y estuve hasta el 2007.

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Fernando editó un total de 4 números de F1 2014.

Respecto a las influencias, particularmente el estilo de Yoshiyuki Sadamoto, a partir de Evangelion, en la influencia gráfica, mientras que la manera de contar que actualmente uso tiene mucho de Kosuke Fujishima, con Taihou Shichauzo -en español, Estás Arrestado!-. También, hay algunas cosas de Amano Kozue con Aria, y toques de Kazurou Inoue con Midori no Hibi.”

¿Cuál fue el primer fanzine del que participaste? ¿Cuál fue tu experiencia con Fórmula 1 2014 y El Núcleo?

“El primer fanzine fue Fórmula 1 2014. Los primeros 2 salieron en el año 2003. Pero además, como éramos un grupo de chicos todos de Morón y Hurlingham, creamos la editorial Lejano Oeste Comics, para estar así todos bajo el mismo sello. Cada uno con su propio Fanzine que hacíamos durante el año en el curso de Mosquito.
El primer evento al que fuimos fue el Fanatix 2003. Ahí nos conocimos muchos personajes con los que todavía seguimos remando: Ricardo de Luca, fundador de Palta Ed!, El Núcleo, Ediciones Noviembre y Duma; Jonathan Weis, como parte de Esfinge Comics, junto con Martín Ojeda y Axel Rebasti. Después, nuestra aparición en eventos se fue dando más periódicamente con suerte dispar, pero era la época donde si vendía 5 fanzines me sentía feliz. Como siempre estaba solo en Lejano Oeste y el entusiasmo de los otros chicos cayó, me uní a Palta Ed!, para facilitar logística y presencia en eventos.

tapita-gada-01Tiempo después, nos dimos cuenta que éramos una bocha de chicos que nos encontrábamos todos juntos siempre en los eventos, y junto con Ricardo y Jonathan salió la idea de hacer el colectivo editorial El Núcleo, la ‘editorial que nuclea a los mejores fanzines del universo’. Pero no duré mucho ahí, en el 2006 me fui a vivir a La Pampa para estudiar veterinaria, y todo coincidió con el primer retiro de Michael Schumacher en octubre de ese año. Cuando mi fuente de inspiración dejó de estar en pista, decidí que había sido suficiente para mí. Aun así, con Fórmula 1 2014 aprendí muchísimo. Fue una linda época, pero no volvería a dibujarla, hacer las carreras llevaba demasiado tiempo.

El dato curioso de todo esto es que la protagonista Fórmula 1 2014 se llamaba Astrid Verstappen, y con 16 años debutaba en Toro Rosso. La cosa es que en el Gran Premio de Japón de 2014, durante las prácticas oficiales, debutó en Toro Rosso y con 16 años, Max Verstappen. Me sentí mesiánico, con el pecho inflado como palomo en celo, ¡ja!”

Bienvenidos a República Gada tiene una trayectoria particular con dos cambios editoriales hasta que fundás Editorial Módena, ¿Podés contar cómo fue tu experiencia y qué te llevó a fundar tu propio sello?

tapita-gada-02“Particular es como se me había ocurrido y dónde empecé a dibujarla. Ya no dibujaba ni estudiaba, y estaba trabajando en la heladería de la familia, primero, y como guardia de seguridad, después. Entonces en mis ratos libres me la pasaba mirando anime -6 horas por día fácil-, así que llegó un punto donde tras ver casi 200 series entre 2007 y 2009, un día empecé a hacer un blog de reseñas impulsado por mi amigo Horacio Arzamendia. Al escribir las reseñas, noté que muchas cosas se repetían todo el tiempo, así que empecé a idear una historia que se burle de esos clichés repetidos de manera tan abusiva. Y cierto día, estando de guardia nocturno en un Jardín de Infantes abandonado, tenía lápiz y papel en mi mochila y comencé a dibujar sobre un tablero improvisado con 2 cajones de manzana y una tabla. Ahí empezó todo.

A mediados del 2010, después de varios años sin hablar, se me ocurrió mostrarle las cosas a Ricardo de Luca para ver qué opinaba. Le pasé los primeros 3 capítulos y le gustó más que F1 2014. Al punto que lo quiso publicar en Noviembre. Sólo que necesitaba al menos 32 páginas, y en ese momento solo tenía 24. Así que a al mes siguiente lo tuve listo, pero en una charla grupal -a la que se sumó Brian Jánchez-, dijeron de hacerlo libro en una coedición con Llanto de mudo -lo que para mí era una locura, porque poder publicar con el ‘Chancho’ era un sueño que tenía de chico-. Para eso, necesitaban que al menos trate de llegar con 56 páginas. Así fue como Bienvenidos a República Gada tuvo su lanzamiento en Abril del 2011, en el Centro Cultural España. Ese mismo día Ricardo me dijo que había que pensar ya en la segunda parte. Desde entonces, me empecé a tomar más en serio esto de dibujar, y me puse manos a la obra.

tapita-gada-03El segundo libro de Bienvenidos a República Gada -Guerra de hermanas-, salió en Julio del 2012 y fue el último con Noviembre. Pensaba sacar el tercero y una reedición del primero que se había agotado en el 2013, pero no pudo ser, Ricardo De Luca estaba saliendo de Noviembre, y aunque con él ya teníamos todo armado y planificado para el tercer libro -Mi mamá me muerde-, el 24 de mayo de ese año se decidió que yo no siguiese más en la editorial. Estuve deprimido un tiempo, me enfermé de neumonitis y abandoné tercer año de japonés. Sólo dibujaba cada tanto, motivado por los lectores que seguían la página de Facebook y en el blog. Ese mismo año, Schumi tiene el accidente de esquí y caí otra vez en una depresión, pero me dije ‘este no soy yo, y vamos a hacer el aguante a Schumi siguiendo adelante, como haría él’.

Así que el 3 de enero de 2014, creé Editorial Módena. Se iba a llamar Editorial M.S., pero era demasiado obvio. Y en Marzo del 2014 para Dibujados, salió el tercer libro de República Gada, la reedición del primero para Octubre de ese mismo año y en el 2015 salió el cuarto libro -Más que Amigas-.”

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Primera Parte del capítulo 32 de Bienvenidos a República Gada.

¿De qué se trata República Gada, y hacia dónde querés llevar los personajes?

tapita-gada-04“República Gada originalmente se llamaba Sin Título Disponible, porque no tenía ganas de pensar en uno. Pero un amigo -Horacio Arzamendia es testigo de ese momento- la bautizó como el nombre que tiene ahora. La idea era burlarse del anime a través de Estrella, una muchacha de 14 años -al inicio de la historia, después va cumpliendo años- con mucha mala suerte, sobre todo desde que conoce al Profe, quien será un generador de dolores de cabeza para ella. Para variar su familia, en lugar de ayudar a solucionar sus problemas, los empeora, con una hermana acaparadora, una tía que funciona como una madre pero que no le da bola, una madre cruel y dictatorial, y Sol, una amiga muy celosa que no deja que nadie se acerque a ella. Estrella debe lidiar con toda esta gente sin perder la cordura.

La idea es ir mostrando el proceso de maduración de Estrella, lento pero progresivo, empezando como una chica adolescente que solo pasa sus días haciendo lo que quiere, para pasar a tomar decisiones y mirar objetivos a futuro gracias a los problemas que le da su itálica familia. Me gustaría hacer una mansalva de capítulos, pero con el síndrome del túnel carpiano que me agarró, dibujar duele y ya no puedo dedicarme tanto, así que una vez que termine el quinto libro, veré qué pasa. Pero material escrito hay al menos como para 20 libros más si pudiera dibujarlo… Sí, Estrella crece y mucho.

La intención es puntualmente burlarme del manga y el anime, pero también con una historia propia, con los argentinismos y los costumbrismos locales bien representados, con personajes que que sean auténticos, y que se vean metidos en situaciones que más de uno pasó. De hecho, muchas anécdotas en la historia me pasaron a mí o a amigos.”

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Segunda Parte del capítulo 32 de Bienvenidos a República Gada.

Con Editorial Módena, además publicás a otros autores, ¿podés contar cómo es el catálogo de la editorial y cómo funcionan las otras historietas de las que participás, ya sea como autor o editor?

tapita-femme“La primera historieta que salió en formato libro -aparte de República Gada- fue Los del noveno, de Lisandro Casal Romani, un muchacho con un universo en su cabeza, pero que hacerlo trabajar costaba mucho. La historieta no es tan mangosa como las demás, pero resulta ser exquisita con un humor negro del cual siempre sale bien parado, incluso tocando temas sensibles. Lamentablemente, no nos pusimos de acuerdo y no sigue en la editorial. Una pena.
Luego tenemos a Teora Bravo, con quien hay una anécdota muy graciosa. Ella participaba con Sinestesia en el concurso Ymir, de LARP editores, pero yo había visto la historia y quedé muy cebado. Así que durante 5 meses, le insistía todos los días en que la quería publicar. Hasta que cedió y se dió. Es la única serie que no es comedia romántica ni slice of life que tenemos en la editorial.

Y por último tenemos Femme que es un unitario que dibujé con guión de Matías di Stéfano. Tardamos 4 años en hacerla, porque él tenía que alternarla con sus propias series –Mi Vida como Carla y JRPG-, y yo con República Gada. Lo curioso es que los varones en esta editorial hacemos las comedias románticas y la chica hace las de acción, ¡ja!”

¿Cuáles son los planes para este 2017?

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Una de las novedades para este año.

“Además de terminarlo con vida -editorialmente hablando-, vamos a intentar recuperarnos del poco favorable 2016 y agrandar el catálogo aplicando otro tipo de estrategias. Ahora vamos a publicar Daily life of Sefora, del español AC Puig; Bonded Scars, de Pablo Rey y Noelia Sequeira; Silvertongue, de Fernando Sarmiento; y después, el segundo tomo de Sinestesia, el quinto tomo de Bienvenidos a República Gada -Empezando de Cero- y, por último, el Ananké’s Side, un spin off de la hermana mayor de Estrella.

Después, en lo personal, además de terminar República Gada, está la posibilidad de un nuevo proyecto para la editorial Fog of War, un policial escrito por Ariel Grichener. También, hay que ver en qué momento puedo trabajar en un proyecto para UMC al que me invitaron. Y por fin, tratar de llevar a República Gada a una nueva plataforma audiovisual -Youtube- de alguna manera. Pero depende todo de cómo me respondan las manitos.
También hay conversaciones bastante avanzadas de publicar República Gada en España y Colombia. Nada es seguro hasta que se da, pero las intenciones de ambas partes existen y las ganas de trabajar también.

¡Muchas gracias por la entrevista y a quienes se tomaron el tiempito de leer!”

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Paula Nuñez: Ciencia Ficción en la Argentina del 2100

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Paula Nuñez, el gran enigma de la Nueva Historieta Argentina.

Paula Nuñez es una de las grandes promesas de la Historieta Argentina, un talento nato a la espera de ser descubierta y que su creatividad explote. Forma parte de un nuevo grupo de historietistas -muchas de las cuales ya formaron parte de este ciclo de entrevistas-, que abrazan la narrativa dibujada desde el género, desarrollando historias inscriptas en la fantásía,  el terror, la ciencia ficción, la aventura, e incluso el absurdo cotidiano, pero sin recurrir a la vertiente autobiográfica o autorreferencial.

Para tener una dimensión de su potencial, Salvador Sanz, ex-profesor de nuestra entrevistada, la definió así: “Paula es una gran dibujante y narradora, siempre supo poner el dibujo al servicio de la narración, de contar una historia, y tiene un mundo personal muy rico en imágenes y en nuevas ideas. Compartimos muchos gustos en común como nuestro fanatismo por Evangelion y el manga. Tengo muchas ganas de ver nuevos trabajos y más largos, espero pronto ver una publicación de ella.

Fecha de nacimiento, edad, y ¿cuándo hiciste tu primera historieta?

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Paula no solo ganó el concurso Ymir 2013, además colaboró en las antologías Psychopomp 2 Bunny Love y Psychopomp 4 Cockfight.

“Nací en 1991 y hoy tengo 25 años. Mi primera historieta la hice en el 2012, su título fue Samsara, y salió premiada en el concurso Ymir 2013.”

¿Tenés estudios formales de historieta? Si es así, ¿con quién estudiaste? ¿Cuáles son tus influencias literarias y artísticas a la hora de hacer historietas?

“En 2014 comencé mis estudios con Salvador Sanz en la Escuela Ola, pero ya antes había estudiado ilustración en la Escuela Sótano Blanco, con Andrés Lozano, y también en la EAH -Escuela Argentina de Historieta-, con Hernán Santoro.

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Paula colaboró en los números 4, 5 y 6 del fanzine Espinazo, tal vez el de mayor calidad gráfica de esta década.

Entre mis influencias literarias están Ray Bradbury y también algo de Chuck Palahniuk; después, en Animé, Evangelion, del estudio Gainax; en manga, Dorohedoro, de Q Hayashida; en ilustración, James Jean siempre fue mi ídolo desde que descubrí sus trabajos a los 14 años; y claramente, Salvador Sanz, quien no creo que tenga idea de la admiración que le tengo, jaja.”

¿Cuál fue el primer fanzine del que participaste y cómo se desarrolló tu trayectoria hasta hoy?

“El primer fanzine del que participé fue Espinazo, y fue parte del proyecto final de la cursada de historieta con Salvador. Sin él no hubiese podido participar, ni formar parte del grupo. Antes, solo había hecho un par de ilustraciones para la antología Psychopomp Bunny Love, de Gutter Glitter.”

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Una secuencia de El Actor, publicada en Espinazo.

¿Cómo fue la experiencia del Concurso Ymir en 2013?

“Increíble, aunque difícil, pero siempre me tuve confianza. Investigué y me documenté sobre montones de cosas para escribirla, aunque al final muchas de esas cosas fueron innecesarias, pero le dediqué muchísima energía al proyecto, y hasta el día de hoy no sé cómo logré hacerlo. No me refiero a ganar, sino a escribir y dibujar esa historia desde cero. Me prometí que si ganaba me iba a dedicar a la historieta y eso intenté hacer.”

Además, participaste de varias antologías de trayectoria en el actual panorama de la historieta independiente: Espinazo, Purple Books y Psychopomp. ¿Cómo surgieron esas colaboraciones?

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Una secuencia de Yume.

“Como comenté anteriormente, lo de Espinazo surgió gracias a Salvador. Luego los chicos fueron muy buena onda conmigo y traté de ayudar con el proyecto lo más posible, me encariñé mucho. Con Purple Books y Gutter Glitter participé mediante concursos o convocatorias. Conocí a los chicos en distintos eventos, y descubrí que tenemos muchas cosas en común, al menos en la forma de ver la industria. Sobre todo Lea Caballero y Paula Andrade, son unos genios, y por el motivo que sea, a ambos les gustaron mis trabajos y los incluyeron en algunas de sus ediciones, por eso, les estoy muy agradecida.”

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Los fanzines Yume, una historia original, y Arg. 2100, recopilando trabajos ambientados en el futuro, se publicaron a fines de 2015.

Recuperaste tus trabajos en dos fanzines, Arg 2100 y Yume. En ellos se puede ver tu predilección por la Ciencia Ficción, ¿es un género que te sale naturalmente? También, da la impresión que algunas de estas historias forman parte de un universo común, ¿Es así? ¿Tuviste alguna repercusión de los lectores con respecto a tus trabajos?

“Eran trabajos que hice para concursos o para proyectos separados, y que decidí compilar. Amo la ciencia ficción, pero no la limpia y blanca, no la sofisticada y recta de pantallas táctiles. Me gusta el desorden, el caos de las máquinas, esa cosa tipo Blade Runner o Inteligencia Artificial, con robots pobres, contaminación y lluvia ácida. Ese es el futuro que me resulta creíble, en ese futuro sí que veo la posibilidad de acción, de amor y de dolor, el otro solo parece plástico. Las historias las uní porque me enamoré de ese universo y de esos personajes, que son mis hijos.

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Página de Viaje, para Espinazo.

Tengo un par de historias desligadas de ese universo, que todavía no lograron llegar al papel, pero quien sabe, ojalá algún día… En cuanto a los lectores admito que soy difícil de contactar y entablar un diálogo, o incluso una relación, pero los comentarios siempre fueron buenos.”

Sabemos que en el 2016 estuviste un poco alejada del medio, ¿tenés planes para producir nuevas historias este 2017?

“El 2016 fue probablemente el año más duro que viví hasta ahora. Para ponerlo en pocas palabras, no solo me alejé de las redes, sino del papel completamente. Imaginate para una persona que dibuja sin parar, en el tren, en el subte, sobre un cartón, en servilletas, en todos lados, dejar de dibujar, de pintar y de crear por un año completo… Sigo superando problemas personales, y me haría muy feliz este año volver a crear algo. En lo que va del año ya hice dos o tres dibujos nuevos, es como aprender a caminar de nuevo.”

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Teora B: Los sentidos en el manga

16122237_10210458041720077_18506534_oaTeora Bravo hizo su irrupción en la escena durante 2015, apoyada en un talento natural para el dibujo y una gran habilidad para hilvanar historias entretenidas y pobladas de personajes impactantes. Desde un primer momento, sorprendió a los lectores por su elección de trabajar géneros de ficción -pero con un carga autoral personal-, además de mostrar un grafismo maduro y dinámico, algo que se percibe de inmediato en Sinetesia, su primera obra serializada. Desde ya, Teora es una de las grandes promesas en el panorama de la Historieta Argentina.

Fecha de nacimiento, edad, y cuándo dibujaste tu primera historia

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Proyecto Casiopea, uno de los primeros ensayos de Teora en la historieta.

«Nací un 23 de diciembre del 89, tengo 27. La primera historieta no recuerdo si fue a los 13 o a los 14 años, en esa época hice unas páginas en un formato extraño al estilo de Mafalda, una tira horizontal pero con una diagramación atípica, de una historia que es la que me motivó a hacer esto -y algún día retomaré-, que se llamaba Proyecto Casiopea. Hice unos 3 capítulos hasta que mi hermana me dijo ‘la prota(gonista) está fuera de personaje’ y lo solté.»

¿Tenés estudios formales de historieta? Si es así, ¿con quién estudiaste? ¿Cuáles son tus influencias literarias y artísticas a la hora de hacer historietas?

«Estudié manga con Andrea Jen, desde los 15 a los 18 años y, luego, a los 24 volví un añito con ella. De las influencias que tengo la mayoría son del rubro del manga y el anime, como Bleach, Shaman King, Evangelion, Digimon, Gundam W, Fullmetal Alchemist, etc. Este tipo de historias me gustaban mucho de chica, pero a la hora de querer copiarlos era malísima. Eso me llevó a siempre crear mis propios personajes e historias y tratar de tomar las cosas que me gustaban de las series y aplicarlas en las mías. En mi casa siempre hubo alguna que otra historieta -tipo Corto Maltés o Asterix– y de ahí tomé cosas aplicadas más a la síntesis del dibujo.

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Las publicaciones en las que Teora mostró su talento, el Especial Verano de Purple Comics y Psychopomp: Cockfight, de Gutter Glitter.

Aunque últimamente no tengo el tiempo para poder ver o leer algo, lo cual sé que no es muy bueno que digamos, trato de ver los trabajos de mis colegas y ver qué cosas puedo aprender de ellos. Después, hay bastante de lo que aprendí cuando estudié publicidad que es aplicado en las partes de planificación.

Me gusta mucho la idea de hacer historias contadas y hechas por personajes, y por eso siempre trato de tener, al menos de manera mental, mis ‘biblias’ de cada personaje y darme el espacio para desarrollarlos. Aunque esto hace que sea bastante difícil sentarme a pensar historias muy cortas.»

¿Cuál fue el primer fanzine del que participaste y los siguientes hasta Sinestesia?

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Los primeros dos tomos de Sinestesia, publicados por Editorial Módena.

«Hice Deathbrakers para el primer concurso de Purple Books, que salió en especial de verano de la antolgía, y después, Los Usatsuki, que apareció en el recopilatorio Psychopomp IV Cockfight, de Gutter Glitter. La etapa fanzine es algo que me salteé casi por completo, pero no de manera intencional -es más, recién ahora es que veo esto de no haberlo pasado-, sino porque las cosas se fueron dando así.»

¿Cómo nació Sinestesia y qué repercusión tiene entre los lectores?

«La historia nació en una clase de manga como fruto de una flasheada sobre los videos de duendes en el norte que aparecen y desaparecen. En su momento desarrollé la primera versión de la historia para el concurso de Norma, no recuerdo si para el de 2009 o 2010. Y después de eso la encajoné.

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Ana, una protagonista rebelde.

Para la última edición de Ymir, el concurso de Larp Editores, pensé que sería bueno retomarlo, hacer las correcciones necesarias a partir de todo aquello que había aprendido en el camino, y también, caradurearla mucho. Como uno de los requisitos era que la historia fuese autoconclusiva, el capítulo arranca un poco antes de mi idea original, una especie de prólogo, digamos. Por cosas de la vida me bajé del concurso y las páginas llegaron a manos de Fernando Biz, de Editorial Módena, que le puso todas las fichas al proyecto e hizo posible la idea de planificar una historieta serializada.

En cuanto a la repercusión, estoy muy agradecida. Las críticas por el momento llegan con mucha buena onda, inclusive todas las sugerencias y correcciones, y por suerte los comentarios de los lectores suelen destacar aquellas cosas a las que les pongo más cariño, como las escenas cotidianas, por ejemplo.»

¿Podés contar de qué se trata Sinestesia? ¿Cómo son y se relacionan los personajes, a qué se enfrentan?

«Esto sí es una influencia de Bleach, no podés contar exactamente de qué trata sin contar, al menos parcialmente, la primera parte.

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Un alienado enfrenta a Sabrina, una de las Maestras Sinestésicas.

En esta historia, la Sinestesia es la habilidad de conectarse con los otros ‘yo’, dispersos en diferentes planos o dimensiones, a través de uno o más sentidos. Esa conexión se transforma en energía y es lo que les da a los seres sinestésicos, sus diferentes habilidades.
En este contexto, está la historia de Ana, una chica sinéstesica del oído, que busca cumplir la promesa que le hizo a Arean, su, antes de morir, que es la de convertirse en Maestra Sinestésica.

Ana entrena sus habilidades extrasensoriales en el Colegio de Sinestésicos de zona oeste, y vive con su tutor, Dan, que la ayuda y la guía en su tarea. Entre sus obligaciones, los sinestésicos deben velar por la seguridad de la zona de la aparición de Alineados, que son personas infectadas por sus ‘otros yo’, y que ponen en riesgo la estabilidad dimensional. Ana lleva a cabo distintas etapas para llegar a ser Maestra y tomar a Nerea como su alumna, es entonces cuando los Noxas -seres con conexión con los otros planos pero sin correspondencias- comienzan a aparecer.»

¿Y cuáles son los planes para Sinestesia, es una historia larga? ¿Tenés otros proyectos en mente?

«El plan es que funcione como una historia serializada. Con Fernando Biz, planteamos de hacerlo en etapas de 5 números o libros, porque es una historia larga en función de lo que, por lo general, se publica acá. Por el momento, y debido a que mi meta pasa por poder mantener la serialización, estoy trabajando sólo en eso. Sí tengo más proyectos en mente para un futuro, supongo que cuando sea el momento saldrán.»

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Una buena secuencia narrativa de Sinestesia, donde los personajes explican la reglas de este universo de ficción.

«Muchas gracias por esta entrevista! :)»

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Fátima Fuentes: Entre la fantasía y el terror

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En el último día del año, a horas de despedir el 2016, cerramos con una entrevista a una historietista con buen presente y mejor porvenir, la mangaka Fátima Fuentes. Entre la aventura, la fantasía, el terror y el gore más absoluto, ella traza su particular camino.

Fecha de nacimiento, edad, y cuándo dibujaste tu primera historia

«Nací el 13 de mayo de 1990, de ahí mi nombre Fátima, aunque es mi tercer nombre no el primero.
La primera historia que hice fue a los 12 años. Se llamaba ‘El portal’ y tenía mucha influencia de las Clamp, lamentablemente la regale a una amiga que no vi más. La historia era muy básica, una nena que encontraba una puerta a un mundo donde estaban encerrados muchos monstruitos a los que deja escapar. La típica historia de buscarlos a todos para devolverlos a su lugar.»

¿Tenés estudios formales de historieta? Si es así, ¿con quién estudiaste? ¿Cuáles son tus influencias literarias y artísticas a la hora de hacer historietas?

«¿El secundario de arte cuenta? A los 13, estudie uno o dos meses con Cris Vazquez, en la Casa de la Cultura de Florencio Varela. Ella era mi profesora de historieta y había publicado en Fierro. Luego abandoné por cuestiones económicas de mi familia.
Aunque mis papás ya leían historietas con El Tony o D’Artagnan, ese no era el estilo que buscaba. Mi hermana mayor y mi amiga compraban revistas de manga y anime, por lo que conocí el mundo del manga gracias a ellas, y cuando vi los trabajos de Mazakasu Katsura me llamó mucho su estilo de dibujo. Luego se agregaron más condimentos, como los artbooks que mi papá tenía de Milo Manara.
En el 2009, conocí los trabajos de Junji Ito, por un libro que no tenía nada que ver con el manga pero que hablaba sobre la serie de películas de Guinea Pig. Así conocí el género de terror que actualmente dibujo.»

portada-copiaTu primera experiencia fue online, haciendo web comics, y después saltaste al papel, ¿cómo te iniciaste en la edición de fanzines?

«La primera vez que subí una historieta a Internet fue en la extinta página de Perumanga, más o menos por el 2007. Se llamaba Lliw, y aún tenía influencias de las Clamp. Todavía tengo la historia subida en mi página disponible para leer. Luego subí en varias plataformas, algunas ya extintas, pero entre el 2010 y 2012 estuve fuera del circuito del dibujo, dos años sin dibujar ni hacer nada.
A mediados del 2013 creé mi página de Facebook y volví a subir mi material ahí. Se llamaba RiamFatima, pero por alguna extraña razón Facebook la eliminó. Así que hice una nueva, la que tengo ahora. Gracias a entrar a grupos de Facebook, comencé a conocer a mucha gente e ir a juntadas y eventos. Me gustó lo que vi y quise hacer lo mismo. Cracias a Juanma Saavedra, que publicaba el fanzine Canto Tercero, hice mi primer fanzine, ‘En la oscuridad’, en el 2014.
En el 2015 conocí a mi ‘jefe’ y mejor amigo Jonatan Yapura, quien edita con la firma Ink shades de Chile. El grupo no es una editorial, pero es un lindo equipo que te ayuda mucho. La verdad es que le estoy muy agradecida por haberme ayudado a darme a conocer, en especial porque el momento que yo atravesaba no estaba tan bueno, y ese fue el empujoncito que necesitaba para arrancar a hacer fanzines. Para finales del 2015 ya tenía no solo dos números de ‘Paka Paka’ sino también ‘Pueblo Maldito’.»

Vos tenés un muchos fanzines publicados y varios personajes, entre ellos los chicos de Paka Paka y Luca, ¿tenés un listado de los fanzines que sacaste? También, contanos sobre Paka Paka y Luca.

«Sí, tengo muchas historias y muchos personajes guardados en el baúl. Y tengo varios fanzines porque me gusta mucho compartir las cosas que se me ocurren. No sólo de terror, que es lo que más me caracteriza, también quiero hacer varias historias Shōnen, que es mi género favorito.
En mi Devianart se pueden ver todas las historias que se me ocurren. Siempre las anoto. Tengo muchas carpetas con historias, las enumero y si no me convencen las unifico. Son como muñequitos que voy modificando hasta que van quedando.
pakaaPaka Paka era otra historia vieja que al final modifiqué. Su nombre en realidad era ‘El otro mundo’, se iba a llamar en inglés y los personajes tenían nombres ordinarios, pero recordé que me encanta la mitología de acá y quise hacer algo más autóctono. Tengo una lista de seres mitológicos -siempre fui de hacer listas, cuando tenía como 13 o 14 años, mi profesora de matemáticas se asombró al ver unas hojas que se me habían caído, yo estaba obsesionada con los materiales, sólidos, líquidos y gaseosos, y de qué ramas provenían y sus fusiones con otros materiales, había llegado a los 500 elementos, más palabras de la misma familia o sinónimos, bueno esa es otra historia-, el tema es que tengo una lista extensa de seres mitológicos, Quechuas, Mapuches y Guaraníes. Pienso hacer algo similar más adelante en otras historias.
‘Paka Paka’, tenía un nombre como ‘Lo oculto’ o por ahí, como esconderse, algo que está pero no se puede ver, como los fantasmas o los monstruos imaginarios. Tenía el diccionario español-quechua y busqué ‘ocultarse’, habían dos palabras, Pakachi (esconderse) y Paka Paka (jugar a las escondidas). Hice una votación y eligieron Paka Paka, ya que muchos lo asociaron a HunterxHunter. El logo pasó por varias remodelaciones, tanto la portada como el título del fanzine pasan por mis manos y las del editor. Esta es la única historia que tengo para niños, aunque espero hacer más en un futuro no muy lejano.
lucaLuca sería el otro extremo. Apareció por primera vez en Ladrón! Originalmente era una historia de aventuras, pero sufro de pesadillas y eso de alguna manera influyó para que se tornase más oscuro. Ahora abarca un mundo extenso de terror. Cuando era chica sufría mucho de pesadillas y mi mamá me aconsejaba dibujarlas o escribirlas. Así surgió, Luca está no solo en su propia historia, sino que también está en otras realidades alternas.
La historia del muñequito es más simbólica, porque en mis sueños era indestructible y se presentaba así mismo como un muñeco que no se puede romper, no importa lo que hiciera siempre se reparaba. Lo integré en otras historias más antiguas como Takiri Wisa, Virtual zone y Ladrón! No sabía dónde meterlo, luego de un tiempo lo abandoné y retomé su rediseño en el 2014, cuando apareció un actor, que aprecio mucho, para darle el toque final. Luca no es un personaje que ame, sino una parte de mí que no puedo quitarla, es difícil de explicar… en mi sueños siempre me hizo daño.»

portadaTu circuito de comercialización incluye tanto eventos relacionados a la Historieta Argentina, como Dibujados o la Crack Bang Boom, como otros enfocados en el Fandom del Manga y el Anime, como Anicomix. ¿Son públicos diferentes? ¿En dónde se aprecian más tus productos? ¿Tenés estrategias de venta específicas? ¿Se vende bien en Anicomix?

«Estoy en todos los eventos donde pueda promocionarme. Donde haya un evento, allí estaré.
Hay una historia que siempre tengo en mente. Había dos vendedores de calzado que debían ofrecer su producto en un pueblito donde la gente iba descalza. Al ver la situación, el pesimista dijo -imposible, aquí nadie usa zapatos-, mientras que el optimista dijo -excelente, aquí la gente nos necesita-. No sé si está bien contada, pero a lo que me refiero es que en los eventos en los que me moví, hay público para todo. Uno podría decir, acá no vendo ni a palos, pero siempre he logrado vender muy bien. La primera vez que fui a un evento con dibujos originales los vendí a todos sin problemas. Los fanzines, no niego que cueste, es difícil, pero incluso en el evento de la Convención Walker, donde tenía la expectativa por el piso, vi que no solo yo sino también mi colega, habíamos vendido más de lo que imaginábamos. No lo podíamos creer.
pag7A veces uno se sorprende porque son públicos donde pensás que no se leen comics o mangas, pero incursionan, quieren saber, se sienten atraídos por las palabras que les decís. Para mí la mejor forma de vender es seducir al comprador, que se sienta especial, que sienta que es cómplice, que es parte de algo que otros no conocen. La comunicación es uno de los factores más importantes a la hora de promocionarse, he visto grandes artistas con excelentes trabajos no lograr vender ejemplares por la timidez. En un principio es difícil y no niego que me allá costado, admito que me quejé mucho, pero era porque no conocía. No hay una guía ni explicaciones de cómo vender, uno va viendo y tantea a quién le podés ofrecer algo.
Hay personas que les gusta el terror más macabro, a otros la aventura, a otros el shōjo, etc. Por eso es que quiero abarcar más que el género de terror. Siento que puedo ofrecer más. También apunto a un público juvenil de futuros lectores. Amo hacer fanzines y si logro llegar más lejos no creo que deje de hacer esto.»

portadapromociona2lEn tu obra hay algunos elementos que destacan, la elección de géneros, como la fantasía, el terror, y los zombies, además de casi siempre tenés protagonistas que son niños o pre-adolescentes. ¿Cuáles son las cosas que te gusta contar? ¿Qué impacto querés generar en los lectores?

«Es el público con el que trato, quiero que se sientan identificados. Nunca pensé si alguien pasado de 25 para arriba lee mis trabajos. Me da pena pensar que alguien más adulto los lee, no sé, me da vergüenza. En cambio, los jóvenes entienden ciertas actitudes.
No me agrada mucho eso de poner desnudos, no quiero destacarme por hacer mangas de ese tipo y que todo el mundo al decir esa palabra se les venga a la cabeza una loli mostrando la bombachita. Quiero que mis lectores vean que el manga -no solo japonés, ya que allá hay excelentes trabajos como Domu-, es más que la historia de colegialas. Que tengan otra visión, como esas historias cotidianas que se vuelven una pesadilla -algo que aprendí del maestro Junji-.
brothersTengo muchas historias para contar, no solo de terror. Muchos me piden una segunda parte de En verano, más cortos, mas historias, me dan ideas. Los zombies son mi género favorito, no por The Walking Dead, sino de antes. Recuerdo haber visto una película llamada El arcoíris y la serpiente, basada en hechos reales, porque lo que En Verano, si la leés detenidamente es más que una historia de chicos que se enfrentan a algo. Es más real de lo que uno podría pensar. No quiero solo entretener, quiero que los lectores analicen todo. Muchos releen Brothers y se asombra de como terminó, me gusta no darles el final que quieren, que la historia tenga un giro de tuerca. Así, el lector vuelve a repasar todo de nuevo hasta procesar que ese es realmente el final que le di. Dejar mensajes ocultos y que los lectores indaguen y que quieran saber más, me encanta.»

¿Qué planes a futuro tenés? ¿Nuevos personajes, nuevas historias?

«Tengo planes todo el tiempo, hoy es para mí mañana, no sé si me explico. Siempre digo que estoy desfasada, para mí siempre es tarde, siempre pierdo tiempo, estoy apurada todo el tiempo, y tengo mucho para hacer. Así es mi ritmo de vida, puedo descansar unos días pero después me estoy lamentando, hay muchas historias, y muy poco tiempo. No solo trabajos míos, ya que realizo también comics para otras personas. El 2017 viene con nuevas novedades en fanzine y por editora.»

 

 

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RAN, hablando con el Robot

11hs3za1aAllá lejos y hace tiempo, en una galaxia muy, muy lejana, cuando los ’90 recién empezaban a tomar forma y no sabíamos distinguir Robotech de Macross, unos pibes decidieron armar un robot con piezas japonesas y corazón argentino. Lo llamaron RAN, el Robot Argentino Nipón.

Cuenta la leyenda que las aventuras del Robot son incontables y que superó mil adversidades.  Incluso, hay gente que dice que todavía está en funciones. Hallarlo no ha sido una tarea sencilla, por cierto. Sus secretos parecen estar tan bien guardados como el origen de la Arcadia. Tuvimos que viajar al extranjero en busca de Pato Land, factótum de RAN, y pedirle autorización al Jefe Amamori, para poder desentrañar la mayor incógnita: ¿Por qué Harlock es tan guachi pistola?

¿Cómo y cuándo surge la RAN? Y también, ¿Qué intenciones tenían cuando arrancaron? ¿Por qué le pusieron Robot Argentino Nipón?

El staff de Ran, hace alrededor de 20 años atrás, en un conocido local de comidas rápidas de Corrientes y Callao.

El staff de Ran, alrededor de 20 años atrás, en un conocido local de comidas rápidas de Corrientes y Callao. De izquierda a derecha: Gabriel Platas, Pablo Mambo Rivas, César Pereyra, Patricio Land y Marcelo Romero

No recuerdo la fecha exacta pero creo que fue en el año 1993. Siempre me gustó hacer “revistas” de chico, en especial, en la secundaria, aunque no conocía la palabra fanzine. Hablo de cosas muy sencillas hechas con máquina de escribir y, con suerte, fotocopiadoras. Me acuerdo que con unos amigos de la escuela habíamos hecho una que se llamaba Ñakate y los veinte o treinta ejemplares que hacíamos por mes se vendían instantáneamente… RAN empezó casi de la misma manera, en las horas de ocio en mi casa de Castelar, básicamente impulsado por el impacto que me habían causado Robotech, Fuerza G, el Capitán Raimar y otros.

Por aquel entonces, Javier Doeyo publicaba -medio de queruza- un manga traducido por Andrés Accorsi, que se llamaba Xenon, en la revista Cóctel Molotov. Vía el correo de lectores, conocí a alguien que a su vez había hecho contacto con un misterioso personaje de origen taiwanés, que vendía comics en Rayo Rojo, que estaba en el subsuelo de la Bond Street. Resultó ser Li Chien Chuan, quien era fanático de Dragon Ball y Gundam… y tenía algunos artbooks chinos de Macross -que como todos saben era la base de Robotech-… Ahí explotó todo.

11874114_10206386445252991_548511395_nCon la gran cantidad de material que tenía en su departamentito -que podía traducir gracias a que eran versiones chinas de los mangas japoneses- empezamos a debatir ideas. Recuerdo que era perfectamente concebible largarnos con versiones truchas de Dragon Ball, ya que nadie tenía ni la remota idea de qué era eso. Creo que la mala calidad de los mangas chinos -que al fotocopiar se empastaban todos- nos hizo optar por sacar las primeras páginas de Video Girl Ai, que de todas maneras salieron horribles. El chino las ampliaba y les pegaba arriba las traducciones todas llenas de faltas de ortografía que había que volver a corregir. (Risas).

Por aquel entonces, ya se había unido al grupo Marcelo Romero, quien era -y aún es- periodista, además de gran fanático de Miyazaki, todo lo de Matsumoto y las series de televisión que nos habían quemado la cabeza durante nuestra infancia y juventud. También era el único con una formación formal en comunicación. Fue entonces cuando rompimos el chanchito y juntamos unos pesos para poder foto-duplicar el primer número de RAN, gracias a un negocio amigo cerca de donde yo vivía, que nos hizo precio pero no calidad.

Li también hizo las tapas de los tres primeros números. ¡Nadie se animaba a decirle que dibujaba muy mal por miedo a que no nos prestara más los mangas y artbooks que tenía! (Risas). Él fue también el que propuso RAN como nombre, aduciendo que era un término que hacía referencia al caos o a la rebelión. Nos gustó y así quedó. ¡No fue hasta mucho tiempo después que nos dimos cuenta con Mambo y César que el nombre era el acrónimo de Robot Argentino Nipón!

¿Quiénes era sus integrantes originales? ¿Todos hacían de todo, o se dividían las tareas editoriales?

Scan-150821-0006Como te decía antes, los tres originales fuimos Marcelo, Li y yo. También hay que mencionar a Gabriel Platas, era quien había hecho el contacto con Li, pero no terminábamos de congeniar y lo dejamos -injustamente- un poco afuera, y a  Ricardo López, que que aportó su ayuda para hacer la revista.

Li traducía los mangas, con Marcelo escribíamos las notas y después hacíamos las fotocopias. El chino -como todos le decíamos- tenía una canal de distribución importante ya que las hacía conocer en Rayo Rojo y a los pocos días nos dimos cuenta que había un montón de gente ávida de este tipo de material. Creo que coincidimos también con la edición en los quioscos de Akira, lo cual nos venía bárbaro.

A partir del número 4, la revista da un cambio rotundo, adquiere su logo definitivo, entran en el staff Cesar Pereira y Pablo Rivas -(a) Estudio Yukino-, y hay un cambio importante en el tono de la información, que empieza a hacer gala de un humor desestructurado. ¿A qué se debió ese cambio?

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Parte del Staff de RAN, hacia 1996-97. De arriba hacia abajo: Patricio Land, Pablo Mambo Rivas, Daniel Ardito y Daniel Acosta.

La RAN original era seria e informativa, ni siquiera se nos había ocurrido que el humor podría llegar a ser un factor a considerar, paradójicamente algo que luego nos distinguiría. Nos habíamos tomado muy a pecho eso de informar. Yo era muy hincha pelotas al respecto, chequeando la información, buscando buenas fuentes, corrigiendo los originales, los textos, las formas, etc. Éramos bastante insoportables. Recuerdo que tuve una seria pelea-discusión con Pablo RivasMambo– al respecto, yo no llegaba a entender que él tenía razón. Como muchos otros, él nos mandaba cartas con dibujitos -para situarse temporalmente apenas algunos teníamos email por aquel entonces, ni hablar de internet-, y en cierta ocasión, le dimos la “responsabilidad” de contestar el correo de lectores y meter una nota. La cosa es que había sanateado una respuesta a un lector y eso me puso de la mente. ¡Nos puteamos como unas locas! (Risas). Creo que fue en el número tres.

Al mismo tiempo, solíamos tener nuestra base de operaciones los domingos en el Parque Rivadavia y allí conocimos a César Pereyra Mabragaña, quien dibujaba como los dioses y, además, era más fanático del animé que todos nosotros juntos. Algo sumamente paradójico porque durante toda su infancia en la casa paterna, la televisión les había sido negada en vistas a favorecer la lectura y otras actividades sociales. La amistad con César y Mambito fue instantánea y como ellos eran los novatos, con Marquito -Marcelo Romero- pensamos ponerlos a prueba, a ver qué tal se les daba lo de escribir notas. Por supuesto, estábamos muy creídos en nuestros roles de elegantes reporteros. (Risas)

Ran.4aCuando César se despachó con una nota de Alita, después Los Caballeros del Zodíaco -aún no los daban en la tele local, los veíamos en las versiones brasileras y alquilando videos truchos re-copiados hasta el infinito que se podían conseguir en el barrio chino si tenías algún contacto- y Los Súper Campeones nos caímos de culo. El tipo vino a romper todas las estructuras y junto a Mambo abrieron las puertas a ese desenfado y a esos aires renovadores que fueron el humor y el tratar a los dibujitos como lo que eran justamente, dibujitos. Aunque ojo, éramos los más acérrimos conocedores de la vida y obra de cada uno de los autores japoneses que citábamos y adorábamos, pero nos dimos cuenta que nos divertíamos a morir encarando las notas de esa forma. A partir de una nota sobre Mazinger de Estudio Yukino, no hubo vuelta atrás.

El logo de RAN fue creación de Daniel Ardito, un amigo de César que más tarde se hizo muy querido por todos. Él es diseñador gráfico y nos ofreció su idea ¡absolutamente de onda! Se mantuvo vigente hasta el último número del Robot.

La revista estaba muy bien documentada para una época donde la información de lo que se producía en Japón escaseaba de sobremanera. ¿De dónde sacaban sus fuentes? Además en los primeros números incluían historietas que ustedes mismos traducían a un “argentino muy porteño”, ¿cómo surgió la propuesta y que impacto tuvo en la revista?

1452179_10201051391703750_704995258_NAl principio, antes de que llegaran César y Mambo, Li Chien Chuan traducía los mangas que publicábamos en cuentagotas. Más tarde, nuestro fanatismo por los dibujitos de Matsumoto y el acceso a muchos mangas, gracias a la librería OCS -de la calle Superí en Belgrano-, nos abrió las puertas a conseguir todos los títulos que queríamos. Como éramos muy pocos los que encargábamos manga -y leerlos de garrón en el lugar estaba bastante mal visto- (risas), íbamos casi todos los días a encargar libros y tratar de sonsacarle alguna que otra data o traducción a las chicas que allí atendían –Alejandrina y, después, Noemí, quien luego sería la mujer de otro integrante del Robot, el señor Ricardo López-.

César caía todos los sábados para que Alejandrina le tradujera el último tomo de Akira, que habíamos conseguido en su edición original. La edición española ya no salía más en los quioscos y los tomos gallegos iban súper atrasados. Sabíamos que si podíamos publicar el final de Akira en la RAN iba a ser un golazo, pero el problema era que no podíamos fotocopiar los cientos de páginas de este último tomo en un sólo número del Robot. Apenas si podíamos financiarnos las tapas con fotocopia color gracias -justamente- a la publicidad que OCS nos aseguraba en cada número. Así que optamos por hacer un resumen todo recorta y pega. Por aquel entonces, los scanners eran inconseguibles, así que por la noche y de contrabando entrábamos en las oficinas donde trabajaba César y le gastábamos la fotocopiadora al jefe haciendo reducciones y copias de las viñetas de los mangas que luego recortábamos y pegábamos para armar los originales de cada página que después iban a duplicación. ¡Hasta los ganchitos poníamos a mano! (Risas).

11920433_10153244434663580_694952590_nEl momento más brillante fue cuando a César se le ocurrió inventar la traducción de un capítulo de una obra, por aquel entonces desconocida, de Leiji Matsumoto, unas historias de guerra y aviadores que nos volaban la cabeza. El manga era The Cockpit, y como nos moríamos de ganas de ponerlo dentro de la revista, le inventamos los diálogos. También lo hicimos con Harlock/Capitán Raimar. La sorpresa fue que, cuando tuvimos oportunidad de leer los originales bien traducidos, ¡nuestra versión inventada era casi igual a la verdadera! Años después tuve la fortuna de poder mostrársela a Matsumoto en persona y se emocionó tanto que casi no me la quiso devolver. Era el único original que me quedaba, y además me la había autografiado. Fue un bajón explicarle que me la diera de vuelta porque no tenía otra… (risas) pero tenía que mostrarle a César que el mismísimo Matsumoto había apreciado su versión inventada de ese capítulo de The Cockpit. El Robot tuvo muchos momentos mágicos e inexplicables. (Risas)

La revista siempre estuvo poblada coincidencias extrañas, como ser la antecesora directa -y jamás reconocida- de Lazer, o tener a Mariela Carril -cara del anime en el canal Magic Kids- entre sus lectores ¿Qué podés decir? 

Ran.13bEl ex-director de Lazer, que en esa época era uno más del montón, como todos nosotros, había leído las primeras RAN, y al mismo tiempo estaban empezando a llegar a nuestro país unas publicaciones españolas sobre Manga y Anime, muy bonitas, formato grande, a color, toda la bola. Me acuerdo que Oberto vino y nos mostró esa revista en la efímera comiquería Planeta diciendo, “Vean giles, esto es la RAN, pero bien hecha. Algún día voy a hacer algo así”. Ya había pica con él, porque Mambo y Daniel Acosta, que oportunamente también nos ayudara mucho a hacer el Robot,  ya se conocían de Genux, la comiquería que Oberto tenía por ahí, en un shopping muy concheto.

Maru Carril también nos contactaba al principio por carta. En la primera, confesaba su sueño de tener un programa de animé en la tele. Como el Robot, era así, mágico, tardó algunos años en cumplirle el deseo, pero lo logró cuando fue la presentadora del Club del Animé. ¡Otro momento increíble, amigos! (Risas).

Todos los que producían la RAN, excepto esporádicos cruces -como la participación de Estudio Yukino en Catzole-, se mantuvieron lejos de la explosión de los fanzines de los ’90. ¿Cuáles eran sus canales de distribución? ¿Cómo se relacionaban con el público?

Ran.17bCésar era el que estaba más familiarizado con la movida fanzinera de la segunda parte de los ’90. Además, era el único que podía dibujar bien, así que era natural que buscara nuevos canales para poder publicar sus ideas. Si bien yo había participado en un número de Surmenage, luego me fui apartando de a poco.

Durante los primeros números del Robot, la distribución -si podemos llamarla así- se hacía de comiquería en comiquería, dejando algunos ejemplares en cada una, como todo el mundo. Tuvimos la fortuna de pegar buena onda con Gerardo, cuando se pasaba toda la noche en su puesto de BL Films, años antes de que existiera Camelot, él las despachaba de a docenas. Era nuestro principal punto de exposición.

Después, el Robot tuvo varios mecenas, por así decirlo. En una etapa fueron los chicos de Meridiana Comics quienes se encargaron de imprimir y distribuir en quioscos, gracias al capo de Javier Doeyo, quien no sólo nos hizo el aguante en nuestra época de fanzine, sino que fue el quien nos lanzó al verdadero ruedo. Personalmente, estuve muy mal con él, tras haber sido tentado por Axel K. y su socio de Bates Motel, famosa por editar la genial revista La Cosa, para que nos pasáramos a trabajar con ellos. El resultado fue un desastre -la RAN con tapa de Macross– y terminamos todos peleados. Es justo decir que ellos como editores no estaban interesados en nuestro producto sino en crear otro bombazo como había sido Lazer.

Ustedes, además, organizaban la RAN Party, que tuvo varias ediciones. ¿Cómo se les ocurrió? ¿Cómo era el evento?

Ran.15bLo de las RAN Parties surgió por necesidad. Cuando se agotó el tema de Robotech, Macross, Mospeada y las pocas series que el fandom conocía, nos empezamos a preocupar, porque teníamos muchísimas obras que comentar, pero todas eran absolutamente desconocidas para el público local. Nos moríamos por hacer una tapa de Gundam, pero nadie hubiese sabido de qué estábamos hablando. Así que se nos ocurrió que si juntábamos dos o tres televisores y una videocasetera podíamos pasar videos para ampliar el panorama. El gran problema era que no había forma de conseguir versiones traducidas y mucho menos dobladas. Te tendría que confirmar la fecha pero la primer RAN Party fue para festejar la salida del número 5 y eso sería más o menos 1994 en el sótano de Planeta Comics. ¡No existían ni las placas de video ni los divx ni nada, ya era un milagro conseguir una videocasetera NTSC! (Risas).

Ran.16bLo que hacíamos era pasar las pelis y hablar arriba comentando de qué se trababa. Un delirio, pero la gente se amontonaba en la puerta y las escaleras. Ahí nos dimos cuenta que la movida iba a ser grosa. Luego, hubo otras RAN Parties, unas cuantas, en distintos lugares y para distintos públicos. Fuimos los primeros en pasar la peli de Evangelion subtitulada.

Un amigo, Nicolas Miari, también lector y fan del Robot, se había ido a vivir unos años antes a Japón, y nos mandaba los VHS truchados del videoclub de su barrio y las traducciones en Word. Yo había conseguido una subtituladora y armábamos los originales que pasábamos en una pantalla gigante en un conocido boliche de capital. Pero la situación había cambiado mucho, el público era más que nada pre-adolescente y lectores de Lazer. Un puñado de amigos venían de las épocas del Robot, pero casi todos no tenían idea de lo que significaba RAN, o si lo sabían, era la revistucha que todos detestaban porque, a su manera de ver, nos estábamos subiendo al tren de Lazer. Además, el Robot había sufrido el alejamiento temporal de César, Mambo y varios otros, de manera que sólo quedaba el mito en todo caso.

Con el paso del tiempo, la revista fue creciendo en calidad y ganando público, ¿en qué momento se dieron cuenta que lo de ustedes era más que un simple fanzine?

Ran.18a3En honor a la verdad siempre quisimos hacer una revista, pero económicamente no nos daba el cuero, de manera que nos declinamos por hacer un fanzine, el formato que nos era, de alguna manera, accesible. Como suele suceder, hubo muy pocos números de RAN en un extenso período de tiempo, desde un momento en el que la palabra manga no significaba absolutamente nada para el 99% de la gente, hasta otro, hacia el final, donde todo el mundo iba con su tomito de Dragon Ball o Sailor Moon bajo el brazo. Nos dimos cuenta que el Robot había sido algo especial muchos años después, cuando la gente nos comentaba que leían nuestras notas y que se divertían mucho con ello.

Como ejemplo, te puedo decir que nos cayó la ficha el día que ojeando uno de los últimos ejemplares de la revista más conocida del país, utilizaban en una nota un término que César y Mambo habían inventado y que no formaba para nada parte del vocabulario japonés, aunque los avezados noteros de la competencia así lo sostenían. El término en cuestión era Chokuzoka, que no significa nada y que lo usábamos para reírnos del género del robot gigante. ¡Bueno, en realidad tenía varias otras acepciones, pero no puedo revelarlas públicamente! (Risas).

Parte de ese crecimiento se concretó cuando pasaron a imprimir la revista en Offset, dándoles una calidad de impresión superlativa ¿Cómo se decidieron al cambio? ¿Cuántos ejemplares tiraban?

logomain2La primera tirada en offset la bancamos nosotros en Agencia Cid, si mal no recuerdo, y fue muy humilde. Luego Meridiana hizo algunos números y creo que la tiraba oscilaba alrededor de los 5000, pero nunca lo supimos a ciencia cierta. Lo que recuerdo es que el número que bancó Bates Motel, fueron un montón, y que durante meses ocuparon un buen sector de los depósitos del Club del Comic. ¡Unas hermosas pilas que sus buenas puteadas se habrán llevado! (Risas).

Incluso, luego del Offset llegaron a los quioscos, y lo hicieron a todo color en papel ilustración. ¿Cómo fue la experiencia de volverse una empresa comercial?

Jamás fuimos comerciales. Nunca ganamos un centavo con el Robot, los pocos pesos que entraban los volvíamos a invertir en la salida del próximo número, nada novedoso para los lectores de esta página. Cuando saltamos a los quioscos tampoco vimos una moneda. Cuando nos largamos como independientes, papel ilustración y todo color, fue mi suegro quien por fortuna terminó levantándonos los cheques en la imprenta, en plena devaluación. Así que empresarios ni por asomo, ¡todo lo contrario! (Risas).

Nosotros tenemos rastreados hasta el número 18 de RAN, ¿es ese el último número? ¿Hubo alguno más? ¿Tuvieron planes de continuarla?

424011_10150530397141898_53484453_nEn todo caso fue la última en los quioscos. Hubo uno que posteriormente se conoció como la RAN Maldita, que salió muy mal impresa y que iba a ser lanzada conjuntamente con algún evento, tal vez un Fantabaires. Como no nos gustó, las tiramos todas a la basura. Después del número de Cowboy Bebop tácitamente nos dimos cuenta que no daba seguir insistiendo. El Robot se había convertido en un mito y si seguíamos sacando números íbamos a cagarla. Además, el público era otro y económicamente no era viable.

Durante un tiempo, alrededor del 2004 aproximadamente, hicimos un sitio web que traía las notas viejas y algunas nuevas, pero era mucho trabajo y los textos originales no estaban en versión digital y muchos ejemplares se habían perdido. Partimos de la base de otra intentona que un amigo en común Miguel Falco había comenzado previamente.

César hizo un fanzine unitario buenísimo que no pasó del número 1 y hace unos años nos divertimos mucho escribiendo notas nuevas para un blog que se llamaba Animetech, creo, si lo buscan, por ahí anda. Muy divertido también.

Además de RAN, ustedes se diversificaron, muchos participaron en la revista Nuke y hasta llegaron a producir y conducir el programa de Nuke TV. ¿Cómo surgió la posibilidad? ¿Cómo fue la experiencia?

Ran.18b2Nuke fue un manotazo de ahogado de mi parte. ¡Venía de fundir mi comiquería! (Risas). Los chicos de Editorial Power Play muy gentilmente me ofrecieron la oportunidad de dirigir mi propia revista.

Al principio tratamos de abarcar muchas temáticas que no fueran japonesas porque veníamos cansados de lucharla con el Robot, y porque para ese entonces había un líder indiscutible en el mercado dedicado a esa temática. Sin embargo, con el correr de los números de a poco se fue convirtiendo en una revista sobre manga y animé alternativa, para un público menos adolescente.

Nuke TV surgió cuando ni siquiera existía YouTube, o al menos no era conocido. Quería hacer un programa onda Club del anime o Cablín pero como no teníamos la posibilidad de salir por cable y mucho menos por aire, se me ocurrió que tal vez no sería tan descabellado grabar videos en CD e invitar a los lectores a tener mucho material extra con cada número. Fue muy duro de llevar a la realidad pero tuvo sus frutos, descubrí hace poco que mucha gente se encargó de ripear los videos y rescatarlos del olvido. ¡Además, parece que gustaba mucho!

Falta preguntar, ¿cuánto te sorprende que aún haya lectores de RAN y que hasta haya una comunidad activa en Facebook? ¿Valió la pena?

Claro, por supuesto, sobre todo porque la RAN fue sin dudas un semillero de talentos y amistades que aún perduran. Y cuando veintipico de años después los lectores nos siguen recordando y preguntando sobre las historias del Robot,  es increíble.

Solo puedo agregar que, de seguro, se me han escapado muchos detalles, pero eso se debe a que las respuestas sólo las tienen los verdaderos genios detrás de los engranajes: Marcelo Romero, César Pereya y Pablo Rivas…y todos los que alguna vez pasaron con sus cajas de herramientas prestos a remachar cada parte del Robot cuando estuvimos a punto de bajar los brazos. ¡A ellos, todo el honor!

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DescargasRAN N°4 / RAN N°7 / RAN N°16

Offtopic: varios de los amigos del robot se han embarcado en uno de los mejores y más bizarros Podcasts de la actualidad, Bostapocalipsis, por entero dedicado a esas películas clase B que hicieron la delicias de nuestra más tierna infancia.

Las tres revistas fueron escaneadas en Roberto Gabriel García y subidas al grupo RAN.
Publicado en Simultáneo con Zinerama.
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