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Dos Recomendaciones

Bien, había planes de publicar esta reseña por lo menos hace una semana, pero el tiempo es tirano y no por mucho madrugar se amanece más temprano -o algo así-, así que concluida la octava edición de la Crack Bang Boom, en Zinerama se publican 2 recomendaciones.

Luego de una obligada re-estructuración interna, el sello Gutter Glitter editó Cría Cuervos -y te arrancarán los ojos-, la nueva obra de Paula Andrade. En la historia, un brujo maldito se embarca en una travesía para encontrar los ingredientes necesarios que le permitan realizar un hechizo que puede redimirlo, aunque esa posibilidad sea remota. En su viaje de recolección, se enfrentará con criaturas oscuras y guardianes arcanos al mismo tiempo que ganará aliados. Por fin, en su viaje de redención, se verá obligado a confrontar con su culpa y con las consecuencias del crimen que cometió.

Cría Cuervos -originalmente titulado Zauberkraft– es la primera novela gráfica de Paula Andrade, y en sus más de 150 páginas muestra su evolución como autora. A través del viaje lúdico y espiritual del protagonista, se puede apreciar el manejo de los tiempos narrativos de la historia, donde los diálogos están bien puestos, las acciones antes que explicarse se muestran -tal y como debe ser en una historieta de buena factura-. A nivel gráfico, hay momentos deslumbrantes dentro de un nivel general alto. En ciertos pasajes, debido al largo tiempo que tomó la producción del libro, se ven sutiles cambios en la resolución estilística de las páginas, pero hay que tener el ojo acostumbrado para poder encontrarlos.

Hacia el desenlace de la historia, todo lo que parecía ser, cambia de status quo, y la verdadera trama se devela. Esa revelación final esta bien manejada, y no solo resulta natural sino, también, inteligente. En resumen, Cría Cuervos es un paso adelante en la carrera de Paula Andrade, alejándose de su universo preferido –Gomorra-, pero manteniéndose en el sendero de lo fantástico, lo místico y lo sobrenatural, y que confirma que es uno de los autores vigentes en la panorama de la historieta vernácula.

Desde hace un tiempo, circula un libro-fanzine, producido casi a demanda, que cuando fue reseñado en en el blog de Comiqueando desató una lluvia de trolls de características épicas, se trata de El Capitán Supositorio, de Kokin Kokambar. A través de sus 178 páginas, la obra recopila los primeros 4 números de la serie, que cierran de modo perfecto, quedando los números 5, 6 y 7 para un segundo y último tomo.

Kokin Kokambar es, hoy por hoy, uno de los humoristas con más talento en el campo de la historieta, haciendo gala de un costumbrismo absurdo, que levado al extremo desata las reacciones más impensadas. Así, el Capitán Supositorio, es el héroe idiota de una Nación Argentina descabellada, donde todo puede pasar, incluso el mayor desatino -Osea, una Argentina muy parecida a la real-. Más allá de eso, el Capitán y sus compañeros -en especial, el siempre famélico Dark Chanch, el ninguneado Ñ-Man y el trotskista Hombre Neumático-,  enfrentan como pueden todo tipo de amenazas -como Eschumacher, el dios new age asirio; Urno, el churrasco y el Minotauro Uruguayo que planea destruir Buenos Aires con un termo atómico-. La galería de personajes secundarios es generosa, y en ella destacan Benito Mostacher, Pipo Brazos de resorte y Carlitos, el hombre que ignora, entre otros.

Los diálogos manejan el disparate con maestría y los remates están puestos donde deben. La historia crece en tensión, mientras las situaciones se suceden y los personajes participan de la acción en la dosis justa, logrando una historia coral plagada de desatinos y carcajadas. El libro tiene algunos errores, más que nada en el letreado, algo que, por la forma de producción, se fue corrigiendo a medida que se imprimieron nuevas tandas. En otras palabras, El Capitán Supositorio es bueno y es una muestra de las maravillas que pueden pasar en ámbito de la historieta independiente.

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De La María, el gusto de reincidir

color-superalbum-87-original-300Alfredo De La María, uruguayo, 71 años, apasionado del automovilismo, portadista eterno de Editorial Columba, un talento sin parangón. Supo hacer las mejores versiones de Grace Henrichsen.

Grace Henrichsen,  espía y mujer sin igual. Como tal, sólo existe en la ficción, lo perfecto solo existe en el mundo de las ideas. Creada por Robin Wood, dibujada Lito Fernández, retratada por De La María, y hecha sueño y ensueño por Eugenio Zappietro. Destinada a anhelar por siempre a cierto espía medio pelo que, después de curtir, deja una rosa amarilla a sus desdeñadas damiselas. Ese es, tal vez, el detalle que la humaniza, Grace, sufre por amor. Salvó a la humanidad más de lo que ella recuerda.

Hubo que poner mucho amor y tiempo para restaurar esta imagen, el D’Artagnan Color Súperalbum 87 estaba destruido, pero valió la pena, incluso cuando la reversión de la tapa esté fuera de proporción. En fin, hoy reafirmamos, De La María por siempre, amén.

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Incunables: Vida del Che

wasserzeichen-projekteEl término incunable -del latín, prima typographicae incunabula-,  fue utilizado por primera vez por el filólogo alemán Bernhard von Mallinckrodt, en su libro De ortu ac progressu artis typographicae dissertatio historica -publicado en Colonia, en 1640, conmemorando los 200 años de la invención de la imprenta-, para definir al período de libros impresos de manera previa al annus saecularis 1500 -año del centenario 1500, que en aquella época comenzaba el día de pascua y no el 1 de Enero-, cuando la impresión de libros estaba «en su cuna«. Por fin, es Cornelius van Beughem, con su Incunabula typographiae de 1688, quien confecciona el primer catálogo de libros incunables con alrededor de 3.000 títulos.

Por carácter extensivo,  la expresión «¡Es un incunable!«, hace la referencia a todo libro u objeto que ya no se edita y sus copias o ejemplares están agotados y son casi imposibles de encontrar. Y aunque la Real Academia Española considere incorrecto este último uso, nada nos puede quitar el placer de exclamar la frase cuando hablamos de algo que nos costo sangre y lágrimas conseguir.

En la historieta no hay incunables…. pero…  siempre hay están esas figuritas difíciles… Libros y revistas que uno puede pasar años y décadas buscando, y que si uno es coleccionista puede llegar a pagar sumas siderales sin pensarlo dos veces.

Tomemos el caso de Vida del Che, la biografía escrita por Héctor Oesterheld, dibujada a dos manos por Alberto y Enrique Breccia, y editada en 1968 -durante el Onganiato,  por Ediko S.C. (Jorge Álvarez Editor).  La tirada de 7000 ejemplares fue secuestrada días después de entrar en circulación por el gobierno de facto, y los originales -en poder de la editorial- secuestrados y más tarde destruidos. Los únicos ejemplares que sobrevivieron fueron aquellos en poder de los lectores que ya habían comprado el trabajo. Sobre esas revistas sobrevivientes es que se han hecho todas las re-ediciones, desde la española Ikusager en 1987, a la de Imaginador en 1997, a la de la colección Nueva Biblioteca Clarín de la Historieta en 2007 , hasta las ediciones definitivas de Doeditores en 2008 y 2011 -que son las que mejor han recuperado las imágenes impresas, aunque la iniciativa de corregir los «errores»  estéticos y de documentación de la historieta son discutibles-. En fin, conseguir una imagen original y en alta definición de la portada de aquella edición primigenia era inconseguible… …hasta hoy.

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