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Amigos de la casa

Bueno, este año que todo se lleva, hasta el tiempo, ¡también se lleva las reseñas! Así que ante la inminencia de dos eventos como Viñetas Sueltas y Dibujados, corriendo con viento y marea, tres amigos de la casa traen novedades en una nota más rápida que visita de médico, y plagada de frases de otros! Vini, vidi, vici y hasta la viñeta siempre!

Arrancamos con el marplatense Kundo Krunch, que apareciendo con timidez algunos años atrás, a fuerza de talento y compromiso, es hoy uno de los artistas más requeridos y de mayor producción el ambiente independiente. Deuz Tecnicorp es un proyecto co-editado por los sellos Faro Negro y Mitomante, un fanzine hermoso, titulado La reminiscencia de un sistema obsoleto, en formato A5 apaisado (21 x 14,5 cm.) y 24 páginas a color. La historia transcurre en un futuro donde los países ya no son manejados por gobiernos democráticos sino por corporaciones, donde los ciudadanos son también los empleados que llevan estas empresas adelante, y según el puesto y rol que desempeñen en su trabajo es la clase social a la que pertenecen. Allí, tres personajes que desempeñan funciones para una farmacéutica terminan siendo víctimas de los medicamentos que ellos producen. Cómo y por qué es lo que nos cuenta Kundo.

El enrulado Kokin Kokambar viene afiladísimo, y bajo el lema de campaña ‘A todo culo‘, prepara  tres publicaciones nuevas bajo el sello Ediciones Pollofante. Una de ellas -y a la que le tengo más fé- es Culín, un culito como vos, como yo, como todos, un fanzine de 32 páginas, en formato A6 apaisado. A él, se suman,  Historia de un culo y su continuación, Historia de un culo más grande, un cuento infantil ilustrado para niños, todo obra del omnipresente Kokin, con la participación estelar de Verónica Falco. Pero eso no es todo, falta nombrar la colaboración de Kokin, en guión, y Juan Pablo CuriaLocuria Toons-, en el el dibujo, haciendo una revista de tiras cómicas, intitulada Miguel Ángel Buenas Noches, y que tiene la pinta de ser por demás de divertida. Son 28 páginas a color, en formato apaisado. Como pueden ver, hay para elegir.

Para el cierre, están los muchachos de Purple Books, que este año dieron un paso adelante para proponerse como unas de las editoriales más pujantes, tanto por iniciativa como por calidad. Este año editaron Panteras, de Mazzitelli y Alcatena; además de Yo-Nen, de Lea Caballero; y el segundo tomo de Jelly Kid, de Franco Viglino. Ahora, Purple vuelve a la carga con una nueva línea de fanzines, de los cuales el primero es Re-bolt, por completo a cargo de Rodrigo Yoshimiya. La historia se centra en Denki, un joven misterioso que llega a Port Town con el objetivo de encontrar a un individuo conocido como Re-bolt. En su búsqueda, se topa con un escandaloso niño que causa el terror entre los vecinos. Luego de ser víctima en carne propia de las travesuras del chico, Denki averigua que este responde al nombre de Re-bolt. ¿Será este chico la persona a la cual Denki buscó durante tanto tiempo? Esta es la incógnita que se devela en 32 páginas en blanco y negro, con tapas color, en formato 14 x 20 cm. El arte de Rodrigo es cosa seria, están avisados.

Bueno, pocas reseñas esta vez, pero con novedades que prometen! A entrarles sin miedo! El fanzine cumple y la historieta dignifica!

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Nicolás Viglietti: Ficciones en la biblioteca infinita

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Viglietti un escritor sin descanso.

Nicolas Viglietti -apodado El Negro-, es uno de los nuevos guionistas en la escena de la historieta independiente. Prolífico y activo, sus guiones se han multiplicado por doquier desde el 2013 en adelante, cultivando géneros que se inscriben en lo fantástico, pasando por la ciencia ficción, el terror y el horror.

Desde Córdoba, impulsa la historieta desde Contamusa, además de colaborar de manera activa en Mitomante. Ambos sellos integran el colectivo Prendefuego, una alianza que congrega varios de los sellos autogestionados de la provincia.  Producto de esa actividad, han surgido trabajos como Heatlands, Family Curse y Birdman.

Fecha de nacimiento, edad, y cuándo escribiste tu primera historia

“Nací a las seis de la tarde del 22 de enero de 1989 y tengo 28 años recién cumplidos al momento de escribir esto. La primera historia que recuerdo haber escrito fue un cuento de terror para la escuela primaria -si no le pifio, en cuarto grado-, sobre zombies. Escribí muchos cuentos cortísimos de terror durante mucho tiempo. En esa época, con mi hermana Mariela dibujábamos y escribíamos, pero cuando llegamos a los 12-13 años, ella decantó por el dibujo y yo por la escritura.”

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Las ediciones cartoneras

¿Tenés estudios formales de historieta? Si es así, ¿con quién estudiaste? ¿Cuáles son tus influencias literarias y artísticas a la hora de hacer historietas?

“No tengo ninguna formación formal en historieta, la verdad es que fue muy caradura de mi parte haber empezado a escribir guiones. Hubo muchas cuestiones a nivel técnico que fui aprendiendo con colegas que se estaban formando más o menos conmigo -digo más o menos porque sigo siendo un autodidacta infame, je-. Aprendí un montón con Renzo Podestá, si bien nunca tomé clases con él, y otro montón con Ziul Mitomante.

A nivel de influencia autoral no podría marcar una obra o un autor que me haya definido, aunque los guionistas británicos fueron los que me rompieron el cráneo de pibe y hasta el día de hoy tiendo a eso. Moore, Morrison, Ennis y Ellis seguro que me marcaron. A nivel local, los Brecciame marcaron muchísimo a la hora de qué y cómo contar las cosas. También, Robin Wood y HGO me dieron la pauta con aventuras que te dejan rumiando y te llenan el corazón de emoción. De todas formas, creo que la historieta se nutre muchísimo de cualquier otro medio que involucre narrativa, por lo que no puedo dejar de citar a groso modo a Hanna-Barbera, con un repertorio amplísimo y lleno de recursos, también, Tex Avery y Chuck Jones, que segurísimo que me dejaron algo. Además, el cine de los Coen y de Lynch, hay de todo.”

¿Cuál fue el primer fanzine del que participaste y cómo se desarrolló tu trayectoria hasta hoy?

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Heatlands, una obra interesante que da pie a un universo particular, y que tuvo críticas divididas.

“Tiene que ser Frikilogía, una gaceta de crítica y recomendación de animación, manga y animé que hacíamos con amigos de Venado Tuerto en Rosario. En su momento, escribía mucha reseña y crítica, pero tenía mis guiones cajoneados después de alguna que otra experiencia mala con dibujantes que pertenecían a un grupo de la red social deviantart. Ya me había deshecho de la idea de hacer historietas y me concentraba más en el cuento y la novela, de hecho estaba acopiando mucha fuerza en ese ambiente y vine con ese ímpetu a vivir a Córdoba.

Acá, conozco a Renzo Podestá, que me enseñó un montón no sólo del mundillo sino de cómo laburar a nivel autogestivo -él venía con más de una década laburando en el medio-. Empezando a dictar talleres de escritura creativa, conozco a Ziul Mitomante, que en esa época iba a los talleres de Renzo -dábamos clase en el mismo centro cultural-. Hablando de todo un poco, Ziul me pidió que le diera una mano con la revisión de algunos textos de su editorial autogestiva, Mitomante. Al mismo tiempo empezó a preguntarme si no conocía guionistas, o si no me animaba a guionizar algo para que él dibujara. Ahí empezó la verdadera batahola, porque tanto él como yo nos comprometimos con Heatlands, y ninguno de los dos tenía idea que el proyecto iba a ser tan grande y extenso en un primer momento. Aprendimos haciendo y publicando. En el medio hubo libros de narrativa, ediciones cartoneras -que hice en solitario-, y la publicación de mi primera novela, por parte de Dead Pop -la editorial de Damián Conelly y Renzo Podestá-.

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Anarkiskovich, la novela de Viglietti publicada por Dead Pop.

Desde entonces y hasta ahora, la cosa no hizo más que crecer, en cantidad de historias y aprendizajes. La verdad que tengo la suerte de tener al lado gente que siempre me brindó conocimiento y que, sobre todo, se animó a que redobláramos la apuesta sobre la obra y lo que se publica. Gracias a eso -y a lo culo inquieto que soy- terminó dándose Contamusa y el resto de los proyectos en los que estoy metido.”

Vos participaste de emprendimientos editoriales, como Deadpop, además de haber creado Contamusa y participar de Mitomante, ¿podés contar esas experiencias?

“Lo de Dead Pop se dio de forma tan orgánica que no me di cuenta que era parte del baile hasta que íbamos por el segundo tema. Cuando Dead Pop arrancó, muchos queríamos dar una mano y publicar. Renzo había leído una novela que yo venía laburando en blog, construida sobre diálogos, Anarkiskovich, que terminaron publicando con Damián. Mi compañera y mi cuñado terminaron haciendo la comunicación a nivel Córdoba -Dead Pop abarcaba geográficamente mucho terreno- y quedamos laburando en la editorial autogestiva más grande que se había visto en un buen tiempo. Hay una foto de una CBB, creo que del 2013, en la que hay un montón de autores, comunicadores, diseñadores y demás en el stand de Dead Pop. Eramos una banda y había mucha sinergia de proyectos.

logo_mitomante-1Con Dead Pop me puse a escribir otras obras -que no salieron por tiempos míos- y a curar una colección de relatos clásicos de terror ilustrados, que se llamaba Fosa común. Con ellos aprendí un montón de logística -feriábamos y distribuíamos una linda cantidad de material-, además de la producción de un libro en sí -el ISBN y la CAL, los diferentes formatos que una imprenta maneja y más-.

Con Mitomante tuve una colaboración errática pero casi permanente a nivel corrección. No recuerdo en qué año fue, pero desde que Ziul decidió darle un lavado de cara a su sello editorial e ir definiéndolo con más obras y producción, di la mano que podía, corrigiendo textos. Además, Ziul me manijeaba -y lo sigue haciendo- con las historias que surgen, sugiriendo ‘ésto lo podría dibujar tal’ o ‘esta historia la veo bien en este formato’, coeditamos juntos por ese mismo motivo.

contamusa-1Contamusa nace después de que Dead Pop deja de existir. Como autor-editor venía haciendo mis ediciones cartoneras de antologías de cuentos y textos de los blogs que manejaba en esa época, pero ya había probado el sabor de la imprenta con Dead Pop y con Mitomante, y quería apuntar a algo de mayor calibre. A eso se le suman las ganas de laburar más la narrativa ‘de género’, terror, ciencia ficción y fantasía, cosa que no estaba -ni está- canalizada formalmente en ninguna editorial cordobesa. Hay sellos independientes que coquetean con esos géneros, pero ninguno que se dedique abiertamente a eso. Para mí, lo más natural era ingresar en Mitomante, porque ya veníamos laburando en conjunto, pero Ziul me instó a que formara mi propia editorial, a él le interesaba cada vez menos editar narrativa y cada vez más dedicarse de lleno a la historieta. De ahí surge Contamusa, y de las ganas de editar un montón de libros aparte de mis obras, claro está.”

¿Cuáles son los motivos que llevan a la formación de Prendefuego y cómo funciona el grupo? ¿Qué objetivos tienen y cómo se coordinan para alcanzarlos?

prendefuego-1“El funcionamiento de Prendefuego es como la máquina del movimiento perpetuo, funciona, pero nadie sabe explicar bien cómo. Había varias personas rondando la escena local que, o bien tenían ganas de, o ya estaban laburando con Llanto de Mudo. Cabe aclarar que a nivel local la escena cordobesa tenía a Llanto de Mudo y a Dead Pop como las dos editoriales de historieta, y se acabó. Cuando falleció Diego Cortés, un montón de proyectos quedaron en el aire, y ahí fue cuando algunos de los autores que estaban con la polenta y el impulso de publicar decidieron asumir el rol de editores para que esos proyectos no quedasen cajoneados. Hernán González, editor de Buen Gusto, venía laburando con Llanto y cuando eso se frenó, creó su sello y para editar un montón de historieta. José Arizmendi venía con ganas de autoeditarse, la necesidad fue la excusa perfecta para formar Gatomadre. A Matías Zanetti le pasó otro tanto, tenía un libro para salir cuando Llanto se detuvo, por lo que decidió redoblar la apuesta y crear su sello, Holograma. Como aclaré más arriba, Contamusa devino de la necesidad de editar narrativa e historieta, y Mitomante, que ya venía montado en su tren, se sumó a la gestión de todos.

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Ultradeformer, de Pedro Mancini, una de las primeros libros publicados por el colectivo Prendefuego.

Prendefuego nace, ante todo, por necesidad. Si hubiésemos podido manejarnos sin necesidad de recurrir a otros, el colectivo probablemente tendría muchas menos funciones que las que tiene. En cierto sentido, agradezco que hayamos tenido que tendernos la mano mutuamente, porque los que empezaron siendo aliados estratégicos terminaron transformándose en excelentes amigos y personas. La adversidad nos juntó, no podíamos ni a patadas costear los viajes, la feria y distribuir los títulos en todos los puntos de venta posibles, pero si repartíamos la carga de laburo y los gastos, las energías se multiplicaban.
Además, de repente tenemos un círculo de confianza de editores amigos que están en el mismo brete, y cada uno aporta la información, el recurso o la mano que puede. Si tengo que explicar cómo funciona Prendefuego, no sabría ponerle un principio y un fin a la cosa, porque es un proceso unificado constante de propuestas y acciones que se encadenan. Buscamos ver qué podemos sumar a lo que cada uno dice. Si hay que ir a un evento, buscamos que el que vaya esté acompañado, aunque sea que se tome unos mates con alguien más. Si hay que repartir libros en puntos de venta, vemos quién puede pasar a dejarlos. Digamos que nos manejamos en un orden ‘need-to-solve’, o sea, cuando hay una necesidad o un problema, lo planteamos y resolvemos entre todos. No todos tenemos las mismas fortalezas, y la diversidad es lo que muchas veces nos ‘salva la vida’.”

Como escritor, además de guiones de historieta, tenés cuentos cortos y novelas, ¿te resulta fácil saltar de un ámbito a otro? ¿Sentís que en alguno de esos campos tenés más herramientas o te desenvolvés con más soltura que en otro? ¿Qué desafíos enfrentás cuando escribís un guion de historieta y cuáles cuando escribís un cuento o una novela?

“En todo el año pasado estuve escribiendo mucho guión de historieta y prácticamente no escribí literatura. Necesito de cierto ‘set and setting’ para laburar. No es lo mismo escribir un cuento o una novela, donde podés explayarte como se te canta, que un guión de historieta que, además de la historia, le tiene que decir al dibujante qué tiene que dibujar.

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Correo Expreso, de Viglietti y Retamar, una de las historias que integran la antología Family Curse.

Creo que la literatura es para perderse creando. Podés colgarte laburando en tus propias referencias y tus propios universos, pero siempre volviendo por el camino marcado para ir corrigiendo, sumando y restando lo que quieras contar. Además, al tener una transmisión de la historia mediante la palabra, podés darle un laburo mucho más difuso al lector que con una historieta. Siento que la historieta es mucho más eficiente a la hora de contar una historia, lo que querés contar le llega al lector de una forma más o menos similar a lo que querés decir desde el vamos. Es totalmente subjetivo, pero es como lo siento.

Los guiones son divertidísimos de escribir. No digo que escribir literatura sea aburrido, pero es otro tipo de viaje. Digamos que escribir literatura es más una meditación exteriorizada, y el guión es un diálogo. En el guión, una de las cosas que intento generar es que el contacto con el dibujante sea lo más interpretable posible y que también tenga el espacio para explayarse y generar su propia forma de laburo. Cuando en un cuento te nombro un personaje y te digo ‘era viejo y pecoso’ vos te lo imaginás como se te canta, y todas las versiones de ‘viejo y pecoso’ que se puedan imaginar están bien. En el guión, en cambio, con ‘es viejo y pecoso’, es el dibujante quien termina definiendo de qué se trata esa vejez y esas pecas.

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Tio Dan, de Viglietti y Gonzalez, otra de las historias que integran la antología Family Curse.

Creo que el desafío más grande a la hora de escribir cuentos o novelas es cerrar la historia. ¡Hay tanto que uno quiere contar! Desde detalles que no le importan a nadie hasta lo que sentiste oportuno narrar en el capítulo catorce simplemente porque pintó. El cuento y la novela tienen esa impronta de bosque en el que te podés perder fácil. Y el problema de eso es que la publicación va quedando cada vez más lejos.

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El segundo volumen de Heatlands, el tercer volumen y final está en preparación.

En cuanto al guión, creo que el desafío que enfrento cada vez que me siento a escribir, es pensar en la emoción que se quiere suscitar, y también aprender que la obra no te pertenece a vos, hay que abrazar lo que el dibujante hace con tus palabras y redoblar la apuesta a esa obra para seguir adelante. No miento si digo que Heatlands, por ejemplo, no es ni a patadas la obra que tenía pensada escribir. Pero, ¿qué obra termina siendo la misma al principio que al final?”

¿Podés contar un poco sobre tus obras como guionista: Heatlands, Family Curse y Birdman?

Heatlands es una de las ideas más viejas que tuve para una historieta. Siempre me gustó el posapocalipsis y siempre me gustaron los mundos fantásticos. Nació en una época muy cínica de mi vida y refleja perfectamente la falta de fe en la humanidad, que se troca en viaje fantástico y transmuta la tierra pelada y estéril en algo más. Si tengo que nombrar dos influencias de Heatlands, serían Viaje al centro de la tierra -con todo ese optimismo Welliano y lo efímero de las cosas- y Jurassic Park -puntualmente con la cita del personaje de Jeff Goldblum, ‘Life finds a way’, o sea, la vida encuentra su camino-.

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Family Curse, planeada a dúo entre Viglietti y Mitomante, junto a una plétora de artistas.

Family Curse es una de las cosas que más me gustan hacer y uno de los géneros que más me gusta laburar a nivel historieta. O mejor dicho, es la historieta que al Nicolás de 12 años le encantaría leer. El formato antológico tiene mucho heredado de un montón de obras de ficción en esa misma forma, The outer limits, The Twilight Zone, Night Gallery y Tales from the Crypt por nombrar algunos. También es un homenaje a Weird Tales, Eerie, Creepy, Doctor Mortis y tantísimas revistas pulp de terror y ciencia ficción dura de épocas que nos antecedieron.

Birdman es la prueba empírica de que Ziul Mitomante está clínicamente loco. La idea original y gran parte de los guiones -además de los dibujos- surgen de él, yo disfruto tirando propuestas en los diálogos, personajes y escenas. La máxima que tenemos con Ziul es que nos tenemos que cagar de risa escribiendo el guión para que funcione. Y hablando de funcionar, Birdman generó un estallido de spin-offs inesperados que, por el momento, cuentan entre sus autores a José Arizmendi y Feru Icchi, Fer Calvi y Nicolás Lepka. Hay muchos autores amigos que están contentísimos con la obra y les divierte la idea de meter su propio mutante infeliz en ese universo. Birdman es el patio al que estamos invitando a jugar a quien quiera, con lo que quiera, de la forma que quiera.”

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Birdman, el puntapié inicial para un universo colaborativo y lúdico.

En la actualidad, ¿cómo es panorama de la historieta independiente en Córboba?

“Creo que prometedor se queda chico, aunque tengo que advertir que soy un optimista insufrible. Dicho eso, creo que hay algunos aciertos desde los gestores culturales de la escena local, generando eventos que son puntos de reunión para los que rondamos o generamos el medio, como ser Docta Comics, Subte -en el marco de la Feria del Libro- o Ilustrópolis. Este año se viene muy prometedor, ya que los eventos vuelven con más convocatoria y ganas de enlazar más con ‘el ciudadano de a pie’, abrir la cancha y que no seamos siempre los mismos veinte tomando mate y hablando al pedo. A nivel editorial, tenemos a Le Noise, Atmósfera y los cinco sellos que integramos PrendefuegoHolograma, Gatomadre, Buen Gusto, Mitomante y Contamusa-. Además, tenemos actores independientes como el trío de autores que conforma Culiau! En Córdoba, la publicación autogestiva es muy prolífica, pero ésta es la primera vez en años que hay una diversidad tan grande en cantidad de personas involucradas en la escena local.”

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Niño Negro es la última novela publicada por Viglietti.

¿Cuáles son tus planes para el 2017 en el terreno de la historieta?
“Si todo sale bien y ningún planeta colisiona contra la tierra, éste año tiene que salir Family Curse 2, Orchid -una novela gráfica que estamos haciendo con Kundo Krunch-, y unos cuantos capítulos de Birdman -la cual veremos finalizada este año, idealmente-. Se empezará a dibujar el volumen final de Heatlands y muchas otras historias que no puedo confirmar todavía porque falta que se cierren.

A nivel editorial, Contamusa tiene asegurada una antología innominada para fin de año o principios de 2018, de los autores Cezary Novek y Joaquín Silva, una edición integral de una obra plurinarrativa llamada El Cartero, de los autores Manu Amagi y Lele Lou, y Mundus -una historieta que fue publicada por primera vez en Viñeta 1-, de Mauro Mantella y Mauro Lirussi.

Hay muchos otros libros y proyectos, pero ésos son los confirmados hasta ahora. ¡Muchísimas gracias por esta entrevista!”

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