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Insurgentes Dibujos (4)

Culminando el año, llega este errático repaso por algunas de las novedades editoriales que más destacaron este año. Demás está decir, que hubo muchas y muy interesantes, y que esta columna no alcanza ni por asomo a cubrir la mínima parte. Con un poco de suerte, la semana próxima habrá una nueva entrega. Por lo pronto, la música está en la pista con Windows96 y Cosmetics, y las reseñas están abajo, acá nomás.

Hace ya unos años que Marcia Juarez esta inserta en la producción de historietas. Aquellos que habían degustado muestras de su talento en obras cortas como Celeste y La torre de las mariposas esperaban con ansias la salida de Faunica, su primera novela gráfica. La historia es interesante, en el curso del desarrollo de la humanidad se descubre la inteligencia vegetal. En la ciudad de Alpha Centauri la vida vegetal y la tecnología se hallan fusionadas, y androides vegetales controlan la sociedad, obligando a los humanos a llevar adelante una estricta dieta carnívora. Velvet, la protagonista, por un desorden genético no puede ingerir carne alguna, lo que la obligó a crecer en base a suplementos dietarios y sustituciones artificiales. De allí su debilidad física, algo que cambiará drásticamente, cuando por error -o no- pruebe su primer vegetal. La historia es original y está bien contada, y desde el argumento tiene algún que otro punto de contacto con Soilent Green, el clásico de la ciencia ficción protagonizado por Charlton Heston. La trama está bien llevada, con los tiempos necesarios para desarrollar los personajes, y hacer de Velvet una heroína singular, apoyada en sus convicciones. El dibujo de Juarez es sólido, con una puesta en página dinámica. Si algo hay que criticar, es que la trama de grises aplicada es muy fina y por momentos genera moiré. En otras palabras, el arte de Marcia es virtuoso y no necesita más que apoyarse en su trazo para sorprender. Hace poco hubo una pequeña polémica con respecto al aspecto físico de la artista, para eliminar cualquier duda en este caso, hay que sostener una verdad: Talento y belleza, es una combinación escasa.

Este año tuvo muchas particularidades para nuestro país y sus habitantes, pero en el desarrollo personal de Lea Caballero hay un hito particular. Por fin, la historia de Yo Nen avanzó más allá de de cualquier punto y/o versión anterior. En la obra de Caballero, Yo Nen es su hijo predilecto, y de auto-editarla en fanzines -para luego re-editarla bajo el sello de los hermanos LígoriMind Your Own, quedando inconclusa-, pasó a re-dibujarla desde cero para contarla de forma definitiva. Este segundo tomo avanza en el argumento a un lugar donde no había llegado nunca antes. La premisa de la historia es sencilla, y el nombre prenuncia el género donde se inscribe la obra, el Shōnen. Esto es una historia de peleas, donde predomina el ansia de superación de los personajes para mejorar en sus habilidades de combate. Así, hay puntos de contacto con mangas como Saint Seiya, Dragon Ball, Yū Yū Hakusho, como también de la obra de Takehiko Inoue en general. Es interesante cómo Caballero se toma su tiempo para mostrar el desarrollo de Nehuén, el protagonista, que construye su carácter a medida que recorre el camino para convertirse en héroe, que al final del libro ya se perfila como tal. El dibujo de Lea tuvo una progresión natural a lo largo de los años, y aún se nota que continúa su evolución y búsqueda estética, pero hoy sobresalen virtudes distintivas, como el sólido manejo de la secuencia narrativa, la habilidad para la perspectiva, el encuadre y escorzo de las figuras, y el detallismo por los fondos -sin recargar las páginas-. Qué va a pasar entre Cielo, el Colo y Nehuén se develará en el tercer tomo.

Cierra la trilogía de hoy un personaje singular, La Tinta, la super-heroína de Marce Martínez, que presentó allá lejos y hace tiempo en las páginas de la revista Purple Comics. Si algo hubo de distintivo en la producción de Martínez, siempre fue el inteligente manejo de los diálogos, donde el humor es una pieza fundamental para movilizar la acción en un ambiente de desparpajo y desenfreno. Si bien en la versión original de La Tinta, el dibujo de Marcelo ya mostraba virtudes, en especial para mostrar el dinamismo de un personaje que es líquido puro requiere, hoy las multiplicó para lograr una puesta en página compleja, con buen manejo de las expresiones y de la anatomía, sin desdeñar los fondos. El estilo de dibujo, ahora es mucho más refinado y se acerca al cartoon, inscribiéndose en ese estilo americano que va desde el Pogo de Walt Kelly al Bone de Jeff Smith, y que en el plano local tiene puntos de contacto con Diego Parés. Para quienes no la conocen, La Tinta, es una super-heroína de medio tiempo, que vive con sus padres, y que tiene el poder de transformase en tinta china. En esta ocasión se enfrenta al Calavera, un muerto que no puede dejar de apostar de manera clandestina, y que para conseguir el dinero para su vicio se hace de las pertenencias de otros difuntos. Plagada de chistes, pero sin caer en lo obvio ni lo escatológico, esta nueva aventura del personaje es uno de los puntos altos que mostró el medio independiente durante el 2018.

Hasta el próximo recorrido por nuestras historietas argentinas! Salud!

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